MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Española de Vacunología (AEV) lanza un decálogo en el que responde a diez preguntas frecuentes sobre el sarampión y la vacuna que lo previene, ante el aumento de casos de esta patología que algunos países europeos están experimentando en las últimas semanas.
Mediante este documento, elaborado por la Junta Directiva de la AEV, la sociedad científica recuerda que el sarampión es una enfermedad muy contagiosa que requiere niveles de inmunidad del 95 por ciento o más de la población para interrumpir su transmisión. De hecho, desde la AEV subrayan que cada caso de sarampión origina entre 12 y 18 nuevos casos, aproximadamente.
Por ello, desde la organización recuerdan que prevenir a través de la vacunación es fundamental para seguir avanzando en su control y eliminación. La vacuna que protege del sarampión es la llamada triple vírica, que también inmuniza frente a la rubeola y las paperas, y está incluida en el calendario de vacunación infantil, administrándose a los niños en dos dosis: una a los 12 meses y otra a los 3 o 4 años de edad.
Según los datos actualizados del Sistema de Información de Vacunaciones del Ministerio de Sanidad, SIVAMIN, la cobertura de vacunación de la triple vírica en 2022 en España fue del 97,2 por ciento en la 1 dosis y 93,9 por ciento en la 2 dosis, aunque hay algunas comunidades autónomas por debajo de estos porcentajes.
Ante este contexto, desde la AEV insisten en la necesidad de administrar la vacuna triple vírica a los niños, y recomiendan la vacunación a todos aquellos adultos que no se vacunaran en la infancia y que no hayan pasado el sarampión. No obstante, quienes no estén vacunados pero hayan pasado el sarampión no tienen que volver a vacunarse.
MAYOR LETALIDAD EN MENORES DE CINCO AÑOS
Entre las principales complicaciones que causa el sarampión destacan algunas como la otitis, la diarrea, la sinusitis o el neumotórax, y otras como convulsiones febriles, hepatitis, apendicitis, miocarditis y encefalitis aguda posinfecciosa.
Además, la AEV advierte de que la enfermedad produce una alteración del sistema inmune, habiéndose probado un aumento del número de enfermedades infecciosas en la persona que padece el sarampión durante los tres años siguientes.
Asimismo, la tasa de letalidad, que oscila entre oscila entre el 1 por ciento y el 15 por ciento en los países en desarrollo, está aumentada en los menores de 5 años, en los adultos y en las personas inmunodeprimidas, incluyendo los niños con leucemia, las personas con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana y aquellas con malnutrición grave.