MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) recomienda aprovechar el verano para practicar natación de manera saludable, ayudando a aliviar diversas dolencias y como una forma de realizar ejercicio de manera cotidiana.
De hecho, puntualizan, es conveniente mantener esta rutina el resto del año en piscinas cubiertas, si no es posible hacerlo al aire libre. "Practicar natación implica una acción muscular muy global, trabajar la fuerza y reducir el riesgo cardiovascular y de sobrepeso, entre otros beneficios", afirman.
En paralelo, desde el CPFCM señalan que la natación, siendo uno de los deportes más recomendables y que se puede practicar a casi cualquier edad, tiene una serie de limitaciones ante ciertas dolencias (como infecciones respiratorias, heridas o patologías de hombro y rodilla) y reglas que hay que tener en cuenta para evitar lesiones.
Así las cosas, los fisioterapeutas también analizan cuatro mitos en torno a la natación. En primer lugar, advierten de que, aunque es cierto que la natación recreativa no requiere una preparación específica, "hay que avanzar de forma progresiva para evitar lesiones, como en cualquier práctica de actividad física", por lo que no es cierto que no conlleve riesgos.
Por otro lado, alertan, "no se debe pasar del sedentarismo durante el resto del año a intentar hacer 40 largos en una piscina olímpica el primer día". Por ello, aconsejan empezar con sesiones, por ejemplo, de unos 20 minutos, e ir aumentando el volumen de natación (el tiempo) día a día, en función de la forma física de cada persona.
Asimismo, estos expertos también desmienten que sea "un ejercicio de bajo impacto". "Es cierto, pero con matices, ya que es verdad que hay poco impacto sobre el sistema osteoarticular, frente a otros deportes como el 'running'; en cambio, nadar durante varias horas cada día tiene un impacto grande; especialmente, en zonas como el hombro", recalcan.
"Esto no tiene por qué ser perjudicial y la evidencia científica nos indica que entrenar la fuerza es muy positivo. Una vez más, hay que avanzar de manera progresiva. Solo hay que tomar medidas cuando se sufren ciertos problemas y aparece dolor en fase aguda; en ese caso hay que parar y que un fisioterapeuta examine la situación", indica el fisioterapeuta miembro de la Junta de Gobierno del CPFCM, Néstor Requejo, que añade que, en la práctica totalidad de los casos, "se puede volver al ejercicio una vez que pasa esa fase aguda".
Otro falso mito, aseguran, es la existencia de una técnica ideal. "No existe una sola técnica idónea para todo el mundo, ya que dependerá de cada persona y su situación", aseguran los expertos. "Quienes sufran ciertas patologías tienen que observar algunas precauciones al nadar y consultar con un fisioterapeuta, pues mala elección del estilo que utilicen puede agravar su problema", señala Requejo.
QUÉ ESTILOS DE NATACIÓN EVITAR EN FUNCIÓN DE LAS DIFERENTES DOLENCIAS
Respecto a esto último, y como referencia, Requejo advierte ante los problemas musculoesqueléticos más habituales en cuatro regiones y qué estilos de natación se deberían evitar en esos casos.
En primer lugar, para el dolor lumbar, recomienda evitar braza, que exige una extensión mantenida, y mariposa (por la extensión lumbar forzada). Crol o espalda, en cambio, sí son estilos recomendados.
Lo mismo ocurre con el dolor cervical, para el que también se recomienda evitar braza y mariposa, ya que se mantiene la cabeza en extensión para sacarla fuera del agua. Eso provoca tensión sobre una zona más sensible al movimiento en este caso.
Para el dolor en hombros, en cambio, se recomienda evitar crol y espalda. Aquí es más recomendable hacerlo a braza, con menos impacto sobre esa zona. En lo que respecta al dolor en rodilla, es aconsejable evitar braza, por el tipo de patada, que obliga a un mayor esfuerzo a nivel articular. El resto de estilos sí son compatibles.
NADAR EN EL MAR
En contra de algunas creencias, los fisioterapeutas aseguran que nadar en el mar no es malo. "Nadar en agua salada no es negativo de por sí; al contrario, el nivel de salinidad hace que el cuerpo flote mejor. La técnica cambiará un poco, para ajustarse al movimiento del agua, mayor que en la piscina", aseguran.
"Lo más importante en este caso es la seguridad. Hay que tener mucho respeto al mar, no miedo", afirman, y añaden que, si una persona no conoce bien una playa, tiene que informarse de las corrientes y los fondos. "Siempre es mejor nadar en paralelo a la orilla en zonas de poca profundidad y en playas en las que exista un servicio de vigilancia", recomiendan.
En caso de nadar lejos de la orilla, aconsejan hacerlo en compañía de otra persona o en grupo, o que lleve atada una baliza hinchable para que le puedan localizar a distancia; algunas tienen incluso un espacio para el móvil, para llamar por si surge un problema. Si se sufre un ligero percance, como un tirón o un calambre en la pierna, se puede pasar un mal rato si está solo a decenas de metros de la playa. Por otro lado, advierten de que algunas personas se marean al nadar en el mar por el movimiento del agua.
Por último, animan a dedicar unos minutos a realizar una buena preparación previa a través de ejercicios de movilidad articular, estiramientos dinámicos y trabajo de activación muscular. Esto redundará, probablemente, en un menor riesgo de sufrir lesiones y un mayor disfrute y aprovechamiento de la sesión de ejercicio.