MADRID 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha recomendado extremar las precauciones ante la silente circulación de la fiebre crimea-congo en España, después de que un grupo de científicos españoles ha descubierto recientemente, a través de muestras de donantes de sangre de la Comunidad de Castilla y León, la presencia de anticuerpos del virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, un patógeno transmitido por garrapatas cuya incidencia y distribución geográfica aún se desconoce.
Los resultados finales de este estudio revelan que entre el 0,6 por ciento y el 1,2 por ciento de los 516 donantes analizados ha estado en contacto con el virus en el pasado y ha superado la infección, lo que pone de manifiesto una mayor presencia del patógeno de la que se tenía noticia hasta la fecha.
Otra investigación busca ahora registrar, de forma retrospectiva, si los hospitales españoles han atendido más casos de esta fiebre como "fiebre de origen desconocido". Las garrapatas son un tipo de artrópodos transmisores de un buen número de enfermedades, tales como la enfermedad de Lyme, la anaplasmosis y la anteriormente mencionada, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, entre otras.
Esta última es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia siendo el cambio climático la causa principal que explica la llegada de este virus a nuestro país. "Otoños cada vez más tenues, acompañados de inviernos en los que no hiela y veranos con temperaturas cada vez más elevadas constituyen el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de este vector y la enfermedad que transmiten", ha dicho la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta.
Ante esta amenaza, ha recomendado extremar las precauciones, especialmente en las zonas rurales, donde se encuentra el mayor porcentaje de estos pequeños animales y contar, en el ámbito privado y público, con la colaboración de profesionales de gestión de esta plaga.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una de las enfermedades trasmitidas por garrapatas con mayor extensión a nivel mundial. España es un país con riesgo de circulación del virus debido principalmente a su proximidad geográfica con África; su condición de lugar de tránsito obligado de aves migratorias procedentes de zonas endémicas; por ser una zona con una gran presencia del vector responsable de la transmisión; y debido también a sus condiciones climáticas, similares a otras zonas donde se ha evidenciado la circulación de este virus.
Este patógeno*se transmite a las personas, ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados. La mayoría de los casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios.
De igual manera, pueden darse casos de transmisión entre seres humanos cuando exista contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. Los síntomas de la fiebre hemorrágica de crimea-congo comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, dolor muscular, mareos, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz).
Pueden producirse igualmente náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad. Otros signos clínicos posibles son taquicardia, adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos), y diversos fenómenos hemorrágicos, de ahí su particular nombre.
La tasa de mortalidad asociada a esta enfermedad es de aproximadamente un 30 por ciento, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad. Ante esta situación, ANECPLA ha recomendado tomar una serie de medidas de prevención para evitar el contagio de esta enfermedad, prestando especial atención al sector rural.
"Hay que utilizar ropa protectora adecuada, que deje visible la menor superficie de piel posible. Por otro lado, y después de una exposición a ambientes donde cabe esperar la presencia de este animal, es importante revisar tanto la ropa como la piel y el pelo (las zonas calientes como las axilas, el cuello, la cintura y la cabeza son sus preferidas). Así, en caso de detectar alguna garrapata se puede retirar rápidamente, siempre con cuidado y la técnica adecuada", ha dicho la directora general de la organización.