MADRID, 20 Ene. (INFOSALUS) -
El término andropausia ha dejado de emplearse para ser sustituido por síndrome de déficit de testosterona, en cuyo diagnóstico han de presentarse tanto síntomas clínicos producidos por el descenso de la hormona como una reducción en los niveles de esta hormona en las pruebas analíticas.
Según explica a Infosalus el doctor Eduardo García Cruz, urólogo y responsable de la Unidad de Urología y Men's Health de Barnaclínic+, el problema es relevante en cuanto a los síntomas que ocasiona porque son superponibles a otros trastornos y suelen vincularse al proceso natural de envejecimiento: debilidad muscular, más masa grasa y menos magra, disminución de la vitalidad, problemas en el sueño, disminución del deseo sexual o de la capacidad de erección.
"Son síntomas que ni al médico ni al paciente les llaman la atención porque pueden formar parte del envejecimiento habitual", señala el urólogo. Así, el factor de riesgo principal es la edad y tiene graves implicaciones para la salud masculina que avalan su estudio como el empeoramiento global de la salud, diabetes, síndrome metabólico, fracturas, osteoporosis, problemas de memoria y sexuales.
Además, el doctor García Cruz acentúa que se ha convertido en un marcador de una mayor probabilidad de morir a largo plazo. "No es un síndrome infrecuente, los datos de prevalencia existentes señalan que a partir de los 50 años un 5% de los europeos podrían padecerlo, un margen que aumenta progresivamente con la edad hasta alcanzar el 30% hacia los 80 años de edad en el varón", aclara el urólogo.
La andropausia hacía referencia a un descenso natural de los niveles de testosterona que se produce a partir de aproximadamente los 40 años de edad en los hombres pero que no tiene por qué tener síntomas clínicos, en este sentido sí que se parecería a la menopausia femenina en la que los niveles de estrógenos hormonales descienden en gran medida.
El diagnóstico del síndrome de déficit de testosterona se evidencia en niveles en sangre inferiores a 350 nanogramos/decilitro de la hormona que se detectan tras dos análisis. Sin embargo, para diagnosticarse deben existir también los síntomas expuestos.
"El metabolismo de los andrógenos es muy complejo, se mide sólo la testosterona libre pero se desconoce el papel del resto de los andrógenos, cuáles son sus niveles normales y la conveniencia de su suplementación. Es necesario encontrar nuevos marcadores", señala el urólogo.
El síndrome de déficit de testosterona puede estar también implicado en casos de infertilidad, VIH y pérdida de masa muscular o los tratamientos con cortisona u opiáceos crónicos. Existen causas congénitas para su desarrollo en varones jóvenes pero en la mayoría de los casos se debe al abuso de sustancias anabolizantes.
UN TRATAMIENTO PARA SANAR, NO PARA 'SUPERABUELOS'
El tratamiento dependerá de que existan síntomas clínicos y niveles bajos en sangre de testosterona y consiste en proporcionar la hormona por vía cutánea, sea en gel, pomada o parche y debe mantenerse.
"Los resultados del tratamiento son visibles antes en la esfera sexual en el aumento del deseo, aunque en la erección la mejoría es más lenta ya que se han producido cambios en la arquitectura del pene que han de restablecerse", señala el especialista.
A los tres meses la mejoría es evidente: se produce pérdida de peso, se gana masa muscular, mejora el tono muscular y baja la masa grasa lo que redunda en un menor riesgo cardiovascular, mejora el ánimo y la sensibilidad a la insulina.
"Esto no supone aplicar una terapia para crear 'superabuelos' sino para llevar a niveles normales la testosterona. Es una creencia falsa que la testosterona sea una especie de hormona de la juventud, es irreal pensar en abuelos con el cuerpo de Stallone. Lo que se busca es un envejecimiento saludable no una hipertrofia muscular", apunta García Cruz.
Los efectos secundarios son poco habituales y pueden verse en un aumento del hematocrito y la elevación de las enzimas hepáticas. Sobre el posible mayor riesgo de cáncer de próstata derivado de la terapia, el urólogo señala que los estudios que han mostrado esta relación no están respaldados por los especialistas internacionales dada su baja calidad, lo que resta toda credibilidad a estos resultados.
Sobre la posible prevención del síndrome de déficit de testosterona, el urólogo señala que estar delgado, seguir una dieta saludable y hacer ejercicio físico son pilares elementales ya que los dos principales factores de riesgo son la obesidad y la diabetes.
García Cruz concluye que la salud sexual se sigue viendo como un mundo aparte del ámbito de la salud y que continúa siendo algo vergonzoso para acudir al médico aunque los problemas sexuales reflejan problemas de salud general.
"El sexo forma parte de la salud y es necesario formar a los profesionales de la salud, ya sean médicos, enfermeros o farmacéuticos en la importancia de la salud sexual para que se produzca un cambio cultural que es de vital importancia para la salud de los hombres", concluye el especialista de Barnaclinic+.