MADRID 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
El diagnóstico del cáncer siempre produce un impacto emocional muy fuerte, tanto en el paciente como en los familiares. Aunque todos sabemos que se trata de una enfermedad frecuente, el momento de conocer la noticia representa un mazazo para todos. Hay un antes y un después. A esto se le suma que en el momento del diagnóstico falta información sobre el momento clínico de la enfermedad. Es entonces cuando comienza todo un periodo de incertidumbre.
"Generalmente, éste durará hasta que se cuente con todos resultados de las pruebas diagnósticas, que arrojarán la luz sobre el pronóstico, sobre la posibilidad de curación. Por tanto, los primeros momentos son los más difíciles de manejar", asegura en una entrevista con Infosalus Patrizia Bressanello, psicooncóloga y responsable del servicio Infocáncer (900100036) de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Según resalta la experta, los pacientes padecen al principio una sensación de irrealidad, casi como si las emociones estuvieran congeladas: "Estoy en shock. No entiendo nada. No puede ser verdad. A ver si me despierto de una vez de este sueño".
Después, dice que aparece el miedo a muchas cosas, primero a la muerte, el 'no me voy a curar', y también los relacionados con las consecuencias de la enfermedad, de los tratamientos, sobre el nivel de sufrimiento de los familiares, sobre los cambios en el día a día, o sobre las relaciones sociales. "Es normal que aparezca también la rabia. El 'por qué a mi en este momento', 'por qué si nunca he fumado', 'por qué a mi padre que se acaba de jubilar'. Es normal que aparezcan reacciones depresivas, de dolor, de llanto", agrega.
Bressanello afirma que "todo es un proceso normal y fluctuante", e incluso dentro de un mismo día se puede pasar de un estado emocional a otro. "Es normal y adecuado. Hay algo que me gusta recalcar, la sobreexigencia absurda a los pacientes por que siempre estén positivos. No hay que intentar siempre estar positivo, sino 'adecuado' o ajustado emocionalmente a la situación. El ajuste emocional pasa por tener altibajos. Es una reacción ajustada, no siempre hay que estar positivo. Habrá momentos en los que se vean las cosas con mayor confianza, y habrá otros de bajón donde se ve todo negro y se está desesperado. Esto no significa que se esté débil ni se tenga depresión, o no se sea fuerte para pasar por esta situación", señala la psicooncóloga de la AECC.
LA ACTITUD NO CURA EL CÁNCER: SÍ LOS TRATAMIENTOS
A su juicio, otro mito importante que hay que desterrar es que la actitud no cura el cáncer, sino que lo curan los tratamientos médicos. "Las ganas de luchar no influyen en el pronóstico. Sí ayudan en la calidad de vida porque a veces se pueden generar sentimientos de culpa en el paciente, y se hacen responsables de que la enfermedad no vaya lo bien que puede ir o de que los tratamientos no sean tan eficaces", agrega.
Para los familiares es igual o más doloroso, añade, porque aparte de tener que manejar y hacer frente a su proceso emocional, sienten la necesidad de tener que ayudar a su familiar. "Se les junta su proceso emocional de susto y de dolor, la empatía hacia el paciente y la necesidad de ayudarles y no saber cómo hacerlo", precisa.
LA COMUNICACIÓN Y EL PAPEL DE LA INFORMACIÓN
Sobre cómo debe ser la comunicación del paciente oncológico con su familia, Bressanello subraya que no hay una pauta específica escrita. Así, insiste en que es tan bueno contarlo como no hacerlo. "Es decisión del paciente. Hay personas a las que no les gusta compartir sus emociones y son discretas y esa pauta de relación con el entorno se mantendrá en este proceso. Tiene que seguirse lo que a cada uno le sea de mayor utilidad, el cuándo y a quién se lo dice. Si decide no contárselo a nadie está en su derecho y es perfecto, a él no le ayuda. Depende de cada paciente el contarlo", reitera la especialista.
En el momento de diagnóstico, la especialista de la AECC sostiene que puede ayudar al paciente que sepa lo que le ocurre en todo momento, el tener información en general porque da una mayor sensación de control, y a su vez se disminuye la ansiedad. "Si se consulta Internet que se haga en páginas rigurosas, científicas, y no en chats y en páginas no oficiales porque pueden alarmarse innecesariamente", resalta. Eso sí, indica que igual de lícito es que haya pacientes que no quieren acudir a las fuentes de información, y para otros su mejor fuente de información sea su equipo médico.
En este sentido, subraya que la relación de confianza con el equipo médico es de "vital importancia" para todo el proceso. "El apoyo profesional puede ayudar a hacer frente a una situación complicada como es el proceso oncológico", reseña. Aquí recuerda que en la AECC se ofrece apoyo psicológico gratuito en todas las provincias, tanto a los pacientes como a los familiares. Se trata del teléfono 'Infocáncer' (900100036), del que Bressanello es la responsable, al que puede llamar cualquier paciente o familiar. "Se le va a escuchar y a comprender. Hay personas formadas para poder atender al teléfono, un equipo de profesionales, médicos, psicólogos y trabajadores sociales", resalta.
Por otra parte, la psicooncóloga resalta que es importante aprender a pedir ayuda, cuidarse en el sentido de intentar descansar y alimentarse adecuadamente, centrarse en el aquí y en el ahora, y el no adelantar un problema que no se haya dado y puede que no se dé. A su vez, aconseja dar pautas a las personas que están alrededor del paciente.
"Esto ayuda. El cómo se nos puede ayudar si somos pacientes con cáncer. El entorno no sabe cómo ayudar y a veces se mete la pata. Por eso conviene que la persona hable con su entorno cercano y les dé pautas de ayuda. 'No me llames sólo preguntándome sobre cómo me encuentro'. O 'llámame todas las noches', o 'no habléis de mi enfermedad delante de mi'. Una serie de pautas concretas porque así se evitan malentendidos que puedan generar más dolor", sentencia la responsable de la AECC.