MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio dirigido por investigadores del Instituto MIND de UC Davis en California (EEUU) ha hallado una firma distintiva de metilación del ADN en la sangre del cordón umbilical de recién nacidos que, posteriormente, fueron diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA). Los hallazgos pueden contener pistas para un diagnóstico e intervención tempranos, ya que abarcaba regiones de ADN y genes vinculados al neurodesarrollo fetal temprano.
"Encontramos evidencia de que existe una firma de metilación del ADN del TEA en la sangre del cordón umbilical con regiones específicas metiladas diferencialmente de manera consistente", ha señalado Janine LaSalle, autora principal del estudio y profesora de microbiología e inmunología en UC Davis.
El estudio, publicado en 'Genome Medicine', también identificó firmas epigenómicas específicas del sexo que respaldan las raíces de desarrollo y sesgos sexuales de los TEA. Actualmente, se sabe que es mucho más frecuente en hombres que en mujeres, y se trata de una afección neurológica vinculada a factores genéticos y ambientales.
El epigenoma es un conjunto de compuestos químicos y proteínas que le dicen al ADN qué hacer. Estos compuestos se adhieren al ADN y modifican su función. Uno de esos compuestos es el CH 3 (conocido como grupo metilo) que podría conducir a la metilación del ADN. La metilación del ADN puede cambiar la actividad de un segmento de ADN sin cambiar su secuencia. Las regiones con metilación diferencial (DMR) son áreas de ADN que tienen un estado de metilación significativamente diferente.
Los compuestos del epigenoma no cambian la secuencia del ADN, pero afectan la forma en que las células usan las instrucciones del ADN. Estos adjuntos a veces se transmiten de una célula a otra a medida que las células se dividen. También pueden transmitirse de una generación a la siguiente. El epigenoma neonatal tiene el potencial de reflejar interacciones pasadas entre factores genéticos y ambientales durante el desarrollo temprano. También pueden influir en los resultados de salud futuros.
Los investigadores estudiaron el desarrollo de 152 niños nacidos de madres inscritas en los estudios MARBLES y EARLI. Estas madres tenían al menos un hijo mayor con autismo y se consideró que tenían un alto riesgo de tener otro hijo con TEA. Cuando nacieron estos niños, las muestras de sangre del cordón umbilical de las madres se conservaron para su análisis. A los 36 meses, estos niños recibieron evaluaciones de diagnóstico y desarrollo. Basándose en estos, los investigadores agruparon a los niños en "desarrollo típico" (TD) o "con TEA".
Los investigadores también analizaron las muestras de sangre del cordón umbilical tomadas al nacer de las madres que dieron a luz. Realizaron la secuenciación del genoma completo de estas muestras de sangre para identificar una firma epigenómica o marca de TEA al nacer. Buscaban patrones de unión entre ADN y epigenoma que pudieran predecir el diagnóstico futuro de TEA.
Dividieron las muestras en conjuntos de descubrimiento y replicación y las estratificaron por sexo. El conjunto de descubrimiento incluyó muestras de 74 hombres (39 TD, 35 ASD) y 32 mujeres (17 TD, 15 ASD). El conjunto de replicación se obtuvo de 38 machos (17 TD, 21 ASD) y ocho hembras (3TD, 5 ASD).
Usando las muestras en el conjunto de descubrimiento, los investigadores buscaron identificar regiones específicas en los genomas vinculados al diagnóstico de TEA. Probaron los perfiles de metilación del ADN para DMR entre muestras de sangre de cordón ASD y TD. Mapearon los DMR a los genes y los evaluaron en función de los genes, expresión de tejidos, ubicación de los cromosomas y superposición con estudios previos de TEA. Posteriormente compararon los resultados entre conjuntos de descubrimiento y replicación y entre machos y hembras.
SANGRE DEL CORDÓN UMBILICAL PARA REVELAR INFORMACIÓN
Los investigadores identificaron DMR estratificados por sexo que discriminaban ASD de muestras de sangre de cordón TD en conjuntos de descubrimiento y replicación. Encontraron que siete regiones en hombres y 31 en mujeres se replicaron, y 537 genes DMR en hombres y 1762 genes DMR en mujeres se replicaron por asociación de genes. Estos DMR identificados en la sangre del cordón se superponen con sitios de unión relevantes para el desarrollo del cerebro fetal. Mostraron expresión cerebral y embrionaria y ubicación del cromosoma X y coincidieron con estudios epigenéticos previos de TEA.
"Los hallazgos de nuestro estudio brindan información clave para el diagnóstico y la intervención tempranos. Nos impresionó la capacidad de la sangre del cordón umbilical para revelar información sobre genes y vías relevantes para el cerebro fetal", ha señalado LaSalle.
Los investigadores señalaron que estos resultados requerirán una mayor replicación antes de ser utilizados para el diagnóstico. Su estudio sirve como una prueba importante del principio de que el metiloma de la sangre del cordón es informativo sobre el riesgo futuro de TEA.