MADRID 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las personas que han padecido cáncer suelen experimentar un dolor continuo, pero un nuevo estudio de Wiley publicado en la revista 'CANCER' revela que mantenerse físicamente activo puede ayudar a disminuir la intensidad.
Aunque se ha demostrado que la actividad física disminuye varios tipos de dolor, sus efectos sobre el dolor relacionado con el cáncer no están claros.
Un equipo dirigido por la autora principal Erika Rees-Punia, de la Sociedad Americana contra el Cáncer, y el primer autor Christopher T.V. Swain,de la Universidad de Melbourne, en Australia, analizó información perteneciente a 51.439 adultos sin antecedentes de cáncer y a 10.651 adultos con un diagnóstico anterior de cáncer.
En la investigación, se preguntó a los participantes: "¿Cómo calificaría su dolor de media?", con respuestas que iban de 0 (ningún dolor) a 10 (el peor dolor imaginable). También se les preguntó por su actividad física habitual.
Las directrices estadounidenses recomiendan entre 150 minutos (2 horas y 30 minutos) y 300 minutos (5 horas) a la semana de actividad física moderada o entre 75 minutos (1 hora y 15 minutos) y 150 minutos (2 horas y 30 minutos) a la semana de actividad física aeróbica intensa.
Basándose en las respuestas de los participantes, los investigadores descubrieron que, tanto en el caso de las personas que habían padecido cáncer en el pasado como en el de las que no, una mayor actividad física estaba relacionada con una menor intensidad del dolor.
La magnitud de la asociación fue similar en ambos grupos de individuos, lo que indica que el ejercicio puede reducir el dolor relacionado con el cáncer al igual que lo hace con otros tipos de dolor que se han estudiado en el pasado.
Entre los participantes con un diagnóstico de cáncer anterior, los que superaban las pautas de actividad física tenían un 16 por ciento menos de probabilidades de referir dolor de moderado a intenso en comparación con los que no cumplían las pautas de actividad física. Además, en comparación con las personas que permanecieron inactivas, las que eran activas de forma constante o empezaron a serlo en la edad adulta avanzada manifestaron menos dolor.
"Para algunos puede resultar contradictorio, pero la actividad física es una opción eficaz y no farmacológica para reducir muchos tipos de dolor. Como sugiere nuestro estudio, esto puede incluir el dolor asociado al cáncer y sus tratamientos", ha asegurado Rees-Punia.