MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
La enfermedad de Parkinson, una enfermedad crónica y neurodegenerativa, necesita que sea tratada desde un abordaje multidisciplinar ya que así se consigue mejorar la calidad de vida de los pacientes, según ha señalado el doctor Ventura Anciones, jefe del Servicio de Neurología del Instuto de Neurociencas Avanzadas de Madrid del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
"Al tratarse de una enfermedad crónica, neurodegenerativa, que puede suponer un cambio en la vida del paciente, a veces es necesario recurrir a especialistas (psicólogos clínicos o psiquiatras) que les ayudarán a adaptarse a su nueva condición y, por tanto, a mejorar su calidad de vida, en este caso, desde el punto de vista emocional", explica.
A veces, añade, cuando existe deterioro intelectivo, el neurólogo debe orientar la terapia de una manera más amplia, recurriendo a la estimulación cognitiva.
Aproximadamente en España 450.000 personas padecen Parkinson. La prevalencia de la enfermedad aumenta con la edad, siendo del 1% entre los 65 y 75 años y del 6% por encima de los 75 años. En cuanto a la genética, el 90 de los casos son esporádicos.
Los tratamientos actuales vienen a paliar esta disminución de dopamina, siendo el más utilizado la levodopa. Ésta, lleva farmacológicamente asociado en la misma pastilla otro compuesto que impide que la levodopa se disocie a nivel gástrico y aparezcan una serie de efectos secundarios que harían imposible su ingesta. Además, consigue que su concentración aumente en el sistema nervioso central.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
El tratamiento farmacológico debe ir siempre acompañado del neurorrehabilitador, "es aplicando ambos cuando conseguimos mejorar en gran medida la calidad de vida de los pacientes", añade Anciones. Tienen que ir de la mano desde que la enfermedad se diagnostica para que esta avance lo más lento posible.
"Otros fármacos sirven de ayuda a la levodopa: la amantadina, el grupo de los agonistas dopaminérgicos (actúan directamente sobre receptores de la dopamina) y ciertos inhibidores de enzimas que degradan la dopamina.
Cuando el tratamiento farmacológico no funciona, entre el 15- 20% de los casos, se tiene que recurrir a otras técnicas. "Aquí es donde vemos una vez más que tenemos que abordar el Parkinson entre distintos especialistas: neurorradiologos, neurocirujanos y neurofisiólogos", incide.
En estos casi se puede recurrir a la cirugía, se implantan electrodos subtalámicos que estimulan eléctricamente y de forma precisa las zonas cerebrales afectadas y bloquean las señales eléctricas que causan los síntomas.
También el ultrasonido focal de alta intensidad (HIFU), mediante ultrasonidos se actúa sobre las zonas de actividad subcortical anómalas, que son el origen de los síntomas.
Y finalmente la bomba de duodopa, que consiste en la infusión duodenal de la levodopa. Para ello es necesario la realización de una gastrostomía, que es la realización de un pequeño estoma en el abdomen superior para la colocación de un cateter permanente en el intestino delgado, donde irá colocada la bomba. Esta técnica puede ser realizada por un encoscopista con una simple sedación y no requiere un reposo superior a las 24 horas.