MADRID 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un 76 por ciento de los médicos de familia reconocen que su nivel de conocimiento sobre la radiología vascular e intervencionista (RVI) es "deficiente" y muchos ni siquiera saben qué procedimientos e intervenciones pueden realizar los radiólogos vasculares e intervencionistas, según una encuesta cuyos resultados fueron presentados en el Congreso anual de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI).
Además, un 88 por ciento de los profesionales de la RVI definen la comunicación con Medicina de Familia como deficiente o muy deficiente. Entre las causas de esa falta de comunicación, más del 81,3% de los RVI encuestados señala la falta de conocimiento sobre su especialidad por parte de los médicos de familia.
La radióloga intervencionista del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid y autora de la encuesta en la que participaron 91 RVI y casi 250 médicos de familia, Rebeca Pintado, explica que sus especialidades "han evolucionado en paralelo, pero sin demasiados puntos de unión, lo que ha generado una desconexión estructural entre niveles asistenciales".
En este sentido, añade que "la raíz del problema está en que no suelen existir canales directos establecidos entre ambas especialidades, espacios clínicos compartidos ni ámbitos formativos comunes que faciliten el conocimiento mutuo y la colaboración. Esta falta de estructura organizativa impide una relación fluida y refuerza el desconocimiento de nuestra especialidad".
Por ello, para acabar con ese desconocimiento y esa falta de comunicación, según Pintado, es "fundamental" incluir contenidos sobre RVI en el programa formativo MIR de Medicina de Familia, así como añadir estos contenidos en la oferta de formación continuada. "Que los médicos de familia conozcan desde el inicio de su formación qué hacemos, en qué contextos clínicos podemos intervenir y qué beneficios aportamos, es esencial para que nos consideren como una opción de derivación", sostiene.
Además, según la doctora, es necesario "generar espacios de colaboración reales entre ambas especialidades" (sesiones clínicas conjuntas, talleres interdisciplinares o actividades formativas compartidas); y considera "clave" el desarrollo y la difusión de circuitos asistenciales y protocolos clínicos compartidos que contemplen la RVI en diferentes procesos diagnósticos y terapéuticos: "esto no solo daría visibilidad, sino que facilitaría las derivaciones adecuadas y contribuiría a un abordaje más integral del paciente".
De hecho, según los datos de la encuesta, aunque cerca del 90% de los médicos de familia reconocen no haber hecho nunca una derivación de un paciente a un RVI, las tres cuartas partes de ellos señalan que si tuviesen más conocimientos de la RVI harían más derivaciones, porque nueve de cada diez profesionales creen que la RVI puede ofrecer beneficios a los pacientes.
Igualmente, los médicos de familia también se quejan de forma reiterada en la encuesta de las trabas administrativas y de la imposibilidad de derivar directamente a pacientes a las unidades de radiología vascular e intervencionista.
ESTRATEGIA 'WIN-WIN'
Para Pintado, la integración de la medicina de atención primaria y la RVI sería una estrategia "win-win" de la que saldrían beneficiados todos los implicados.
"Para los médicos de familia esto supondría contar con un recurso especializado que amplie sus opciones terapéuticas y mejore la calidad de la atención que ofrecen, además de optimizar recursos y evitar derivaciones innecesarias", apunta.
En el caso de los RVI, según la doctora, esta colaboración es "imprescindible" para el futuro de la especialidad, ya que supondría "una verdadera integración" en el proceso asistencial desde etapas tempranas. "Esto permitiría una mejor indicación de nuestros procedimientos y reforzaría tanto nuestra visibilidad como nuestro papel dentro del sistema", añade.
Los grandes beneficiados, en todo caso, serían los pacientes, que obtendrían un acceso "más rápido y directo" a los procedimientos de radiología vascular e intervencionista, evitando pasos intermedios innecesarios. "Actualmente, muchos deben pasar por otros especialistas antes de llegar a RVI, lo que retrasa nuestras intervenciones. Este acceso temprano permite actuar en el momento adecuado y mediante técnicas mínimamente invasivas que no sólo son eficaces, sino que además reducen el riesgo de complicaciones, acortan la recuperación y mejoran de forma significativa la calidad de vida", concluye.