Supervivientes de cáncer manifiestan su incomodidad con el término "lucha": "Por más que luches, no está en tu mano"

Cruz Álvaro
Cruz Álvaro - PELAYO
Publicado: martes, 10 septiembre 2024 18:20

MADRID 10 Sep. (EUROPA PRESS) -

Las expedicionarias de la X Edición del Reto Pelayo Vida, supervivientes de cáncer que visitarán la Antártida en noviembre, manifiestan su "incomodidad" ante el término "lucha" contra el cáncer.

Cruz Álvaro, quien ha superado el cáncer de mama que le diagnosticaron en enero de 2022, asegura que se atribuye a las pacientes una "responsabilidad" que no les corresponde. "Por más que luches, no está en tu mano. Puedes hacer todo lo que la ciencia diga que puedes hacer, pero hasta ahí" ha señalado.

A Macarena Bohórquez, otra de las elegidas, le diagnosticaron un sarcoma de partes blandas a los 34 años. Se trata de un cáncer poco frecuente --entre el 1 y el 3% de los cánceres diagnosticados en toda España--. "Esto significa que no hay tanta investigación y, por lo tanto, no existen demasiados tratamientos para combatirlos. Y esto da mucho miedo, sobre todo en la fase diagnóstica", explica.

Esta paciente está de acuerdo con Cruz. "A mí el término me incomoda, porque yo no he elegido luchar. El primer día que alguien me lo dijo, respondí: 'Mira, si esto fuera de luchar yo no tendría el miedo que tengo ahora, porque yo sé luchar como una bestia'", ha expresado.

Así, ha rememorado que la sensación de ir al médico siempre era de "impotencia". "Yo preguntaba: '¿Qué puedo hacer?' y me respondía que 'nada'. La sensación es de no poder más que esperar, ponerte en manos de los médicos, hacer cosas que te sientan bien y rezar por que la medicina haya llegado a donde tú necesitas y que todo vaya bien", ha señalado.

Marta Castillo fue diagnosticada de cáncer de pecho en 2019. Marta señala que "la enfermedad no se combate, se trata". Por eso, agrega, "no se debe responsabilizar a las personas que la padecen de los resultados de 'guerras' o 'batallas' que no decidieron librar".

Por su parte, Ana Ibáñez, neurocientífica experta en el entrenamiento para el alto rendimiento cerebral de equipos deportivos en todo el mundo, trabajará con ellas antes de que emprendan su aventura a la Antártida para que el viaje "además de un reto, sea también un regalo".

Ibáñez afirma que es "normal" que no se sientan comprendidas, y que solo lo harán por completo por aquellos que hayan pasado lo mismo.

Las expedicionarias reconocen que cada uno reacciona lo mejor que puede, o que sabe, cuando comunican a su círculo que padecen la enfermedad. Y que ese proceso también es duro. "Esperas un '¿Qué necesitas?', '¿Cómo puedo ayudarte?'. Pero recibes una mirada de pena", explica Cruz. "Es cierto que la gente que pretende ayudarte, positivizar y darte un halo de esperanza te dice que no pasa nada. Pero tú piensas: '¿Cómo que no pasa nada si tengo un cáncer?'", ha lamentado.

Macarena cuenta que una de las cosas que más le ha dolido de la enfermedad es "hacer sufrir involuntariamente" a su entorno. "La gente hace lo que puede, pero lo que les costaba más en mi caso es que el día que yo necesitaba desahogarme, el día que necesitaba llorar". Ese día, añade, intentaban animarla con frases como 'Venga, mujer, que no pasa nada', pero Macarena necesitaba llorar y quejarse. "Porque cuando vas al oncólogo y le preguntas si vas a vivir, te dice mirándote a los ojos: 'Vamos a esperar las pruebas, vamos a ver los tratamientos, paso a paso'. No te dice: 'Claro, verás como va a salir bien'", ha dicho.

A su juicio, "no se entiende la enfermedad", un hecho que constató con los efectos secundarios. "No es que te extirpen el tumor, te den tu tratamiento, haya funcionado y se acabó. Después vienen un montón de efectos secundarios, y las operaciones son bestiales, te extirpan parte de tu cuerpo, tu cuerpo cambia, tienes que pasar un duelo. Tienes que dejar de ver tu vida como era antes, dejar de intentar ser la que eras, porque tú has cambiado y tu vida ha cambiado", ha apostillado. Por ello, ha reclamado "hablar más" de los procesos emocionales y de las consecuencias físicas a largo plazo.

Ibáñez concluye que el Reto Pelayo Vida ayuda a "equilibrar la balanza", pues las expedicionarias han tenido que enfrentarse a un reto que no han elegido, la enfermedad, pero ahora lo harán a uno que sí han escogido, por el que están esforzándose.

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