MADRID 5 May. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes con resistencia a la insulina o diabetes tipo 2, además de soportar las consecuencias de no poder mantener bajo control los niveles de azúcar en sangre, pueden sufrir daños en sus arterias relacionados con la resistencia a la insulina, pero por otros motivos, según una investigación realizada por científicos del Centro de Diabetes Joslin, en Boston (Estados Unidos), que ha sido publicada este mes en 'Cell Metabolism'.
Según el investigador Christian Rask-Madsen, del Centro de Diabetes Joslin, "se piensa en la resistencia a la insulina en el hígado, el músculo y la grasa, pero la insulina también trabaja en las células vasculares".
Sin embargo, esta nueva investigación, desarrollada en ratones por el equipo de Rask-Madsen, ha demostrado que efecto de la insulina en las arterias envía una señal que ayuda a prevenir la creación de placas grasas que causa el endurecimiento de las arterias.
Estudios anteriores han demostrado que, con la resistencia sistémica a la insulina, los vasos sanguíneos se hacen resistentes. Los médicos saben también que la resistencia a la insulina y los niveles altos de insulina a los que lleva son factores de riesgo para la aparición de la enfermedad vascular. Sin embargo, no estaba claro si las arterias sufrían daños porque no podían responder a la insulina o por su excesiva exposición a la misma.
El equipo del profesor Rask-Madsen, en el que participa también el investigador George King, descubrió que los ratones propensos a desarrollar aterosclerosis evolucionan mucho peor cuando el exterior de sus arterias es incapaz de responder a la insulina. Las arterias resistentes a la insulina de los animales desarrollan placas que son el doble de grandes de aquellas que se desarrollan en arterias normales.
Asimismo, los vasos sanguíneos resistentes a la insulina no se abren tan bien y los niveles de una proteína denominada 'VCAM-1' suben en ellos, también. La 'VCAM-1' pertenece a una familia de moléculas de adhesión, según explicó Rask-Madsen, que se asientan en el endotelio y arrastran desde allí a los glóbulos blancos. Estas células pueden entrar en las paredes de las arterias, donde comienza a subir el colesterol y surgen las primeras placas.
Los autores concluyen diciendo que los resultados de este estudio "ofrecen evidencias definitivas de que la pérdida de insulina señala en el endotelio, en ausencia de otros factores de riesgo sistémicos, acelera la aterosclerosis".
Este hallazgo podría traer buenas noticias a los pacientes que se encuentran en terapia con insulina, ya que sugiere que la hormona podría no causar por sí misma daños en las arterias, como algunos estudios han advertido. "A los sumo, podría ser beneficiosa en la prevención de la aterosclerosis", indicó Rask-Madsen.
Los resultados también sugieren que fármacos específicos diseñados para tratar la resistencia a la insulina en el sistema vascular podría prevenir las complicaciones vasculares en las personas que presentan resistencia a la insulina o diabetes tipo 2, añadieron los investigadores.
Mientras que los autores de este estudio hacen hincapié en que sigue siendo importante controlar los niveles de azúcar en sangre con las terapias tradicionales, los nuevos tratamientos dirigidos a los vasos sanguíneos podrían generar grandes beneficios para los pacientes con diabetes. Después de todo, la arterosclerosis es responsable de muchas de las peores complicaciones de la diabetes, entre las que se encuentran los ataques al corazón, los ictus o las amputaciones de piernas. En palabras de Rask-Madsen, "la arterosclerosis es factor que más acorta la vida de los pacientes con diabetes".