La radioembolización permite controlar localmente la progresión de los tumores de hígado en el 90% de los casos

Actualizado: martes, 27 junio 2006 18:22

PAMPLONA, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -

Más del 90% de los pacientes que se someten al tratamiento de los tumores hepáticos mediante la radioembolización consigue el control -no la erradicación- de la enfermedad, a veces durante periodos muy prolongados. Así lo dieron a conocer hoy en rueda de prensa especialistas de la Clínica Universitaria, centro que puso en marcha esta técnica hace 3 años y que hoy ofreció los resultados de esta experiencia.

La técnica consiste en inyectar unas esferas marcadas con Ytrio-90, de muy pocas micras de tamaño, en la arteria hepática, desde donde se dirigen preferentemente a la zona tumoral. Allí se quedan alojadas y emiten radiación, lo que daña las células tumorales.

En los casi tres años de experiencia, desde que en septiembre de 2003 comenzase su aplicación en la Clínica, se ha evaluado a 95 pacientes con cáncer hepático primario o metástasis hepáticas de otros tumores. De éstos, 78 han sido tratados y tres están pendientes de ello. Los 14 restantes fueron descartados porque se vio que el procedimiento podía no ser útil o incluso tener consecuencias nocivas.

En los tumores primarios de hígado, también llamados hepatocarcinomas, (una treintena de los tratados) los resultados muestran que "el tratamiento es muy eficaz para evitar que las lesiones tratadas crezcan". "Sin embargo, no evita que puedan aparecer nuevas lesiones en el hígado o en otros órganos", explicó el doctor Bruno Sangro, especialista de la unidad de Hepatología del departamento de Medicina Interna de la CUN, quien añadió que "es un buen tratamiento paliativo a añadir a otros de los que ya disponemos".

También se trata a pacientes con metástasis hepáticas, principalmente con tumores gastrointestinales, de mama, renales y de pulmón. En los casos de cáncer de colon la técnica se aplica en pacientes "que ya han recibido prácticamente todas las alternativas de tratamiento posible y se emplea de manera concurrente con terapias sistémicas". "El control local de la enfermedad es relativamente bueno porque la mayoría de las recaídas son fuera del hígado", aseguró Javier Rodríguez, del departamento de Oncología de la Clínica Universitaria.

VENTAJAS E INDICACIONES

El tratamiento de los tumores hepáticos mediante radioembolización tiene la ventaja de que no es un procedimiento exclusivo. Según explica el doctor Sangro, "se puede administrar en combinación con la quimioterapia, en aquellos tumores que sean sensibles a este tratamiento. Además, se tolera bien, no requiere grandes ingresos hospitalarios, (habitualmente los pacientes permanecen ingresados un único día), y tiene un riesgo de complicaciones bajo".

La técnica incorporada en la Clínica está especialmente indicada para tratar tumores primarios (hepatocarcinomas), y también secundarios, sobre todo, metástasis de cáncer de colon y de tumores endocrinos. La mejor terapéutica es la extirpación quirúrgica. Sin embargo, en ocasiones el hepatocarcinoma no se puede operar y entonces las posibilidades de tratamiento son escasas.

"La radioembolización supone una alternativa eficaz para aquellos casos en lo que el hígado aloja varios tumores y no pueden ser extirpados. Esta técnica no sustituye a la cirugía sino que aporta la posibilidad de tratamiento a situaciones que hasta ahora no tenían ninguna opción terapéutica", explicó el especialista.

El doctor Bruno Sangro manifestó que se trata de una "buena" herramienta de control local del tumor. No es, por tanto, un tratamiento definitivo. "Junto con tras herramientas, permita una mayor calidad terapéutica a los pacientes", expuso el facultativo de la Clínica.

PROCEDIMIENTO

Este procedimiento terapéutico se caracteriza por radiar directamente los tumores, respetando el hígado sano. "Las microesferas se inyectan a través de un catéter en la arteria hepática, único vaso que irriga las zonas tumorales del hígado, lo que garantiza que la radiación llegue de forma preferente a la zona tumoral", expuso Sangro.

Según el doctor José Richter, director del servicio de Medicina Nuclear de la Clínica Universitaria, "el objetivo principal de estos tratamientos es asegurar que las esferas radiactivas se dirigen exclusivamente al lugar indicado".

Por este motivo, una semana antes del tratamiento, y en colaboración con el Servicio de Radiodiagnóstico, se realiza una simulación del tratamiento, que comienza con la cateterización por vía arterial periférica hasta llegar a la arteria hepática. "En primer lugar hacemos una arteriografía hepática con el objetivo de ver la anatomía arterial del hígado y, por tanto, los vasos que están nutriendo al tumor".

Se debe delimitar la vascularización hepática para que el tratamiento se dirija preferentemente al hígado. "Gracias al sistema de angiografía digital podemos hacer reconstrucciones tridimensionales de los vasos, con lo que obtenemos un estudio anatómico mucho más preciso", explicó José Ignacio Bilbao, especialista en Radiología.

Una vez confirmada la idoneidad del tratamiento se prepara, de forma individualizada para cada paciente, el kit de administración del Ytrio, que posteriormente será infundido por los especialistas del servicio de Radiodiagnóstico. Este proceso exige la supervisión de los radiofísicos, cuya labor se centra en la protección radiológica y en el cálculo de la dosis.

(EUROPA PRESS SALUD)