La prevalencia de coinfección por VIH y hepatitis C en España se redujo un 54% entre 1997 y 2006

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Actualizado: martes, 7 octubre 2014 10:29


MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

La prevalencia de coinfección por VIH y hepatitis C (VHC) se ha reducido en los últimos años en España, pasando de un 73,8 por ciento en 1997 a un 19,8 por ciento en 2006, según ha informado el doctor de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital Universitario de Valme (Sevilla), Juan Antonio Pineda, durante la última sesión formativa del 'Programa educacional sobre las comorbilidades más prevalentes del paciente VIH', un proyecto pionero puesto en marcha por MSD con el aval del Grupo de Estudios del Sida (GeSIDA) y el Grupo de Estudio de Alteraciones Metabólicas (GEAM).

No obstante, y a pesar de esta baja incidencia, el experto ha avisado de que sigue habiendo un porcentaje "muy importante" de pacientes con VIH que presenta una infección activa por VHC. De hecho, aproximadamente el 30 por ciento de los pacientes con infección por el VIH tienen también una infección activa por el virus de la hepatitis C

Ahora bien, la razón de este descenso en la prevalencia de la coinfección entre los pacientes españoles se debió, fundamentalmente, a un cambio en los patrones de transmisión del VIH. Y es que, tal y como ha explicado Pineda, hace 15 años la mayor parte de los pacientes infectados por VIH que llegaban a nuestras consultas eran usuarios o antiguos usuarios de drogas intravenosas.

"Actualmente, la mayor parte de los pacientes nuevos que llegan hasta nosotros han adquirido el VIH por vía sexual y, de esta manera, es mucho más difícil que el virus de la hepatitis C se transmita", ha recalcado para insistir en que el porcentaje de pacientes coinfectados sigue suponiendo un reto para los especialistas y, por ello, la revisión del abordaje de estos enfermos continúa siendo necesaria para reducir, aún más, las cifras actuales.

La infección por VIH acelera la progresión de la infección por hepatitis C, lo que hace que el paciente evolucione muy rápidamente a cirrosis y que pueda llegar a fallecer por fallo hepático precozmente. Esto, ha apostillado el experto, obliga a plantear estrategias para reducir la progresión de la enfermedad hepática que provoca el VHC.

APORTACIÓN DE LOS ANTIVIRALES DIRECTOS FRENTE AL VHC

El manejo del paciente coinfectado se basa en dos pilares: el tratamiento antirretroviral para el VIH y el tratamiento de la hepatitis C. Para el especialista, este último es el determinante "más importante" de la evolución de la enfermedad hepática del paciente coinfectado, pues la respuesta al mismo, incluso sin llegar a ser sostenida, se asocia a una prolongación de la supervivencia y del tiempo libre de descompensaciones hepáticas.

"Por su parte, la respuesta viral sostenida reduce de forma drástica la incidencia de estos eventos y la mortalidad, e incluso podría mejorar la evolución de la propia infección por VIH. En este contexto, la incorporación de los antivirales directos frente al VHC ha supuesto un cambio no sólo en el tratamiento de la hepatitis C, sino también en el de la coinfección, pues si conseguimos erradicar el VHC, y esto es factible actualmente ya que disponemos de tratamientos antivirales, el enfermo coinfectado por el VIH y la hepatitis C evolucionará igual que aquel que sólo está infectado por el VIH", ha detallado Pineda.

Asimismo, la esteatosis hepática asociada al tratamiento antirretroviral puede favorecer la progresión de la fibrosis hepática y dificultar la respuesta al tratamiento de la hepatitis C, por lo que, a su juicio, es importante usar en estos pacientes fármacos con perfil metabólico favorable.

"El tratamiento antirretroviral debe contemplar la compatibilidad con el de la hepatitis C, puesto que tanto los inhibidores de la proteasa como los de la retrotranscriptasa pueden interaccionar con los fármacos que usamos frente al VHC", ha zanjado.