MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
La investigación científica tiene que "estar movida por la pasión", ha señalado el premio Nobel de Medicina de 2019, el profesor británico Peter Ratcliffe, quien ha participado en el Simposio sobre Dianas Moleculares y Terapéutica del Cáncer EORTC-NCI-AACR, que estaba previsto celebrar físicamente en Barcelona, pero que ha debido que reconvertirse en encuentro virtual por la pandemia de coronavirus.
"Existe la creencia en determinados ámbitos de que el mundo científico en su conjunto tiene que detener lo que está haciendo ahora y trabajar solo en coronavirus. Yo diría que la mejor descripción de lo que hacemos es una investigación movida por la pasión. El investigador siente pasión por lo que hace, se han persuadido de que puede resolver un problema específico, y tiene el convencimiento de que ese problema es importante; pues eso es lo que nos mueve a todos", ha señalado.
Y como ejemplo, ha establecido un paralelismo entre investigadores y futbolistas: "Messi jugaría al fútbol ganase lo que ganase. Y eso es lo que aprovecha la ciencia: esa pasión humana que sienten algunas personas y que los impelen a descubrir cosas. Si te enfrentas a un problema como el coronavirus y la gente dice que tienes que trabajar en eso, no siempre aprovechas esa pasión".
Ha destacado que gran parte de la tecnología que ahora se ha enfocado a combatir la covid-19 surgió de la investigación del cáncer. Es el caso del conocimiento sobre cómo los virus infectan las células, la respuesta inmune, el desarrollo de proteínas virales para crear vacunas potenciales y algunos de las pruebas diagnósticas para el coronavirus.
Asimismo, el investigador británico ha destacado el papel de España en la investigación de los mecanismos en que las células detectan y responden a la disponibilidad de oxígeno. "España cuenta con una larga historia de investigación en hipoxia, que se remonta a Fernando de Castro en los años 20 del siglo XX. Debería haber ganado el premio Nobel pero no lo consiguió porque se desconsideró su trabajo, en parte a causa de la Guerra Civil. España siempre ha sido potente en ese ámbito científico", ha señalado Ratcliffe.
De Castro fue el primero en describir las células dedicadas específicamente a detectar los cambios en la composición química de la sangre, como parte de su investigación sobre el cuerpo carotídeo, una pequeña estructura que monitoriza los cambios en los niveles de oxígeno de la sangre y ayuda a controlar la actividad respiratoria.
Junto a Gregg Semenza y William Kaelin, Ratcliffe obtuvo el premio Nobel en 2019 por sus descubrimientos sobre el mecanismo molecular que regula la actividad de los genes en respuesta a las variaciones en los niveles de oxígeno. Los niveles bajos de oxígeno, lo que se conoce como hipoxia, constituyen un elemento importante en numerosas enfermedades humanas, como el cáncer, la enfermedad coronaria, los ictus, las enfermedades vasculares y la anemia. La hipoxia es común en los tumores sólidos y está relacionada con la resistencia a los tratamientos y a pronósticos adversos.
En su conferencia, el profesor Ratcliffe, que es catedrático de Medicina Clínica en la Universidad de Oxford y director de investigación clínica en el Instituto Francis Crick de Londres (Reino Unido) ha descrito además los 30 años de labor investigadora que derivaron en sus hallazgos.
"Hay dos aspectos principales del descubrimiento que mereció el Nobel", ha explicado. El primero fue la identificación de sistemas en las células del organismo para la detección directa del oxígeno. Y esto es importante porque el oxígeno debe distribuirse en cantidades precisas en los aproximadamente 40 billones de células que tiene el cuerpo, y eso no es algo que resulte obvio. La desregulación, normalmente falta de oxígeno, es un componente de casi todas las enfermedades humanas, incluyendo las cardiacas, circulatorias y oncológicas.
El segundo aspecto de nuestro descubrimiento fue definir los mecanismos por los cuales eso ocurre. "Se trataba de un mecanismo no previsto en el señalamiento celular, por el que una enzima que descompone las moléculas de oxígeno, una dioxigenasa, que es un catalizador biológico, usa oxígeno para marcar la proteína que dirige la expresión genética: esa proteína se llama factor inductor de hipoxia, y es lo que Gregg Semenza descubrió. William Kaelin y yo descubrimos el mecanismo de descomposición del oxígeno", ha explicado.
"Es importante porque las enzimas suelen ser dianas farmacológicas y, de hecho, esta enzima ya lo es, como ocurre en la proteína HIF a la que modifica y que dirige la expresión genética. Hasta el momento, el trabajo ya ha conseguido dos programas para el descubrimiento de nuevos fármacos, y ambos han logrado fármacos que ya están siendo aplicados en el ámbito clínico o probados en ensayos clínicos", ha continuado.
Uno de los grupos de fármacos tienen por objeto activar el sistema, hacerle creer al cuerpo de que está en hipoxia aunque no lo está, y forzar respuestas correctoras; esas respuestas correctoras se están usando ya para tratar la anemia, en particular la que ocurre en la enfermedad renal y en la que se da una carencia de una hormona llamada eritropoyetina. También se emplean para tratar otros aspectos de enfermedades en las que la falta de oxígeno supone un problema, como en los males coronarios, pulmonares o circulatorios.
"El otro tipo de fármacos están concebidos para ser antagonistas de la respuesta hipóxica. Esos fármacos se usan en el cáncer, pues se cree que la hipoxia impulsa el desarrollo del cáncer. Cuando el cáncer crece con rapidez, a menudo sobrepasa su suministro de oxígeno y por tanto consigue poco oxígeno dentro del tumor, y es ese bajo nivel de oxígeno el que activa su sistema HIF, algunos de cuyos aspectos tienen el poder de promover el cáncer. "Es posible que el reducir la actividad del sistema de inducción de hipoxia se retarde el crecimiento del cáncer. Esos fármacos parecen muy prometedores para el tratamiento del cáncer de riñón", ha advertido.
"Esas dianas farmacológicas ofrecen muchos usos y oportunidades potenciales en medicina, pero también presentan dificultades en la definición precisa de lo que causará el fármacos en el cuerpo, incluso cuando sabes exactamente a qué aspecto te diriges", ha concluido.