MADRID 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los países desarrollados con altos niveles de desigualdad, como Estados Unidos y Reino Unido, tienen una proporción mayor de enfermos mentales que países como Nigeria, Dinamarca o Noruega, con una brecha menor, según ha asegurado el coordinador terapéutico de Proyecto Hombre Burgos, Fernando Pérez del Río.
El experto se ha pronunciado así en un artículo, publicado en la revista 'Norte de Salud Mental' y recogido por la plataforma Sinc, en el que revisa todos los trabajos sobre desigualdad y salud mental en la última década, mayoritariamente investigaciones realizadas por países anglosajones en las que se analizan las mismas variables.
"He localizado 20 estudios, ninguno de ellos en castellano, y dos variables que son importantes. La primera es que una mayor desigualdad entre ricos y pobres aumenta el porcentaje de enfermedad mental. La cohesión social se rompe y la desigualdad genera mucha tensión. La segunda variable se relaciona con los valores que tenga esa sociedad, ya que no es lo mismo ser pobre en un país pobre que ser pobre en un país rico. Es mucho más problemático y enfermizo lo segundo", ha explicado.
Respecto a la primera variable, el estudio ha mostrado que el grado interno de igualdad o desigualdad económica que presenta un país condiciona directamente la salud mental de sus ciudadanos. Por ello, Estados Unidos o Reino Unido presentan "más problemas" de salud mental que Suecia, Finlandia o los Países Bajos, países con bajos niveles de desigualdad.
"La desigualdad económica favorece el aumento de los trastornos mentales y contribuye a crear una sociedad ansiógena, estresada y frágil. No olvidemos que el trastorno mental también es una construcción social", ha apuntado el investigador.
Respecto a la segunda de las variables, asociada con los valores de la sociedad, el experto ha asegurado que está "demostrado" que ser pobre y vivir en una zona rica puede resultar "más dañino" para la salud que ser aún más pobre pero vivir en una zona de extrema miseria. Esto tiene que ver, ha apostillado, con la visión de la pobreza y el fracaso en cada una de estas sociedades.
"Cuando se desprecia esa situación, las personas pobres sienten vergüenza y tienden a aislarse de los demás y a alejarse de la comunidad, puesto que el fracaso se tiende a esconder, tanto más si ese fracaso está asociado al estigma de ser un dependiente o un parásito social. Por ello, cuanto menos se desprecia la pobreza o el fracaso más sana es una sociedad", ha recalcado.
Dicho esto, Pérez del Río ha señalado que los países más comunitarios y con menos diferencias económicas entre sus habitantes, aquellos que dan más importancia al grupo y gozan de mayor movilidad social, son a la "postre" los países más sanos.
Asimismo, a juicio del experto, el abordaje de esta situación pasa por favorecer políticas comunitarias que primen la cohesión y la igualdad. "Debemos dar importancia a los aspectos sociales más educativos que terapéuticos, a los tratamientos integrales y no parcializados, al apoyo grupal y familiar y a los grupos de apoyo mutuo y a la colaboración de los voluntarios en los dispositivos asistenciales", ha recalcado.
En cuanto a los próximos pasos a dar en esta línea de investigación, Pérez del Río ha destacado la necesidad de que se aborde el tipo de enfermedades mentales asociadas a la desigualdad económica y de que se profundice en la relación entre desigualdad y consumo de drogas.