MADRID 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no prevé que el cambio climático vaya a tener un impacto directo en el incremento del número de casos de malaria a nivel mundial, y tampoco en zonas como España, donde a pesar de la presencia del mosquito que la transmite, del género 'Anopheles', no se encuentra el parásito de la enfermedad. En nuestro país, la malaria fue erradicada oficialmente en 1964; desde entonces, solo se han registrado casos importados de otros países.
"No tenemos evidencia de que el cambio climático vaya a tener un impacto directo en la malaria. No va a haber un impacto grande en poblaciones que ya tienen el mosquito, ni es previsible que importemos aquí especies que sean más eficaces para transmitir la malaria que los que ya tenemos", ha asegurado el director del Programa Mundial de Malaria de la OMS, el doctor español Pedro Alonso, en un encuentro con medios de comunicación con motivo de una jornada en la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME).
En este sentido, el experto ha señalado que el problema sería la llegada del parásito de la malaria "y no la extensión del vector". "No creemos que de forma directa vaya a afectar mucho a la malaria, pero quizá indirectamente en zonas del mundo con movimientos poblaciones por sequía que los lleve a zonas más maláricas. Pero el cambio climático no es ahora mismo un tema central en nuestro horizonte de retos en malaria. En zika o chikungunya seguro que el cambio climático va a afectar más", ha puntualizado.
La estrategia actual de la OMS pretende que para el año 2030 la incidencia y la mortalidad de esta enfermedad se reduzca en al menos un 90 por ciento, que se pueda eliminar en al menos 35 países y, en general, no bajar la guardia y seguir con el programa de prevención para evitar el restablecimiento del paludismo en todos los países que ya han sido declarados libres de contagios endémicos. La malaria afectó a alrededor de 219 millones de personas en 2017 y acabó con la vida de cerca de 435.000, la gran mayoría bebés y niños en las zonas más pobres de África.
Alonso ha celebrado que en los últimos 15 años se ha progresado "como nunca antes" en la lucha contra la malaria por "la disponibilidad de nuevas herramientas de control vectorial, fármacos de quimioprevención o la existencia de fondos financieros". "Se han logrado enormes mejoras, evitando siete millones de muertes en la última década y con una reducción del 40 por ciento de la incidencia de la enfermedad en todo el mundo", ha añadido el representante de la OMS.
LA LUCHA CONTRA LA MALARIA ESTÁ "ESTANCADA"
Sin embargo, ha lamentado que este progreso "se ha estancado en los últimos dos o tres años", tal y como se pondrá de manifiesto en el informe anual de la OMS sobre la situación de la malaria, que se publicará el próximo miércoles, según ha avanzado Pedro Alonso. "Nos hemos estancado en una cifra que sigue resultando inaceptablemente alta, con más de 200 millones de casos al año y más de 400.000 muertes", ha alertado.
Sobre las razones de este 'parón', Alonso ha argumentado, en primer lugar, que la lucha contra la malaria "cuesta mucho dinero". "Durante la primera década de este siglo aumentó mucho la financiación, pero en los últimos cinco o seis años estamos en un nivel de gasto de unos tres mil millones de dólares, menos de la mitad de lo que se estima necesario. Hay un problema claro de recursos económicos", ha esgrimido.
Por otra parte, ha apuntado que ha habido un crecimiento poblacional, "sobre todo en África", que dificulta la eficacia de las intervenciones y la respuesta por parte de los organismos y profesionales sanitarios. "Con el mismo dinero y las mismas herramientas, aumentando la población, solo podemos esperar en el mejor de los casos quedarnos como estamos. El problema es que nos hemos estabilizado en un nivel que continúa siendo excesivamente alto", ha apostillado. Así, para impulsar nuevamente esta 'cruzada' contra la malaria, el experto ve necesarias "nuevas herramientas", como una vacuna.
PRUEBAS SOBRE UNA VACUNA
De hecho, la primera vacuna contra la malaria, denominada 'RTS,S', se está probando desde abril sobre el terreno a través de proyectos piloto liderados por la OMS en Malawi, Ghana y Kenia. La previsión es que más de 300.000 niños al año reciban la vacuna durante el próximo lustro en estos países para evaluar su impacto contra la enfermedad.
Tras 30 años de investigación y unos 100 millones de dólares (89 millones de euros) invertidos por la compañía farmacéutica GSK y sus socios, esta vacuna es la primera y, hasta la fecha, la única que ha demostrado que puede reducir significativamente la malaria en los niños. Por el momento, solo está dirigida a edades infantiles en países endémicos africanos, y no a viajeros internacionales, ya que aún no se ha demostrado su eficacia en estudios científicos.
En los ensayos que se están realizando en África, se busca "resolver cuestiones de seguridad del producto y de su aplicabilidad". Por ejemplo, la vacuna se compone de cuatro dosis: las tres primeras se administran cada mes y la cuarta doce meses después de la tercera. "Hay que ver cómo se optimiza el sistema para aplicar esas dosis. Tenemos que aprender a aplicarla a gran escala", ha comentado. Si se obtienen resultados satisfactorios, Alonso prevé que "en los próximos 18 meses" la OMS de su visto bueno a esta vacuna formalmente para su aplicación masiva.
La eficacia y seguridad de la vacuna ya ha sido testada en un ensayo de fase 3, realizado a lo largo de 5 años (de 2009 a 2014), en el que participaron aproximadamente 15.000 niños pequeños y bebés en 7 países del África subsahariana. Entre los niños de 5 a 17 meses de edad que recibieron 4 dosis de 'RTS,S', la vacuna previno aproximadamente 4 de cada 10 (39%) casos de malaria en 4 años de seguimiento. "Nuestra sospecha es que al aplicarla en la vida real se produzcan impactos incluso superiores", ha adelantado Alonso.