MADRID, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -
Más de 500 millones de personas están cayendo en a la pobreza extrema por tener que pagar los gastos médicos de su propio bolsillo, según dos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, que constatan que la pandemia de COVID-19 puede frenar dos décadas de progreso hacia una mayor cobertura sanitaria.
Don las conclusiones de dos informes presentados en el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, que ponen de manifiesto el devastador impacto de la COVID-19 en la capacidad de las personas para obtener atención sanitaria y pagarla.
En 2020, la pandemia desbordó los sistemas de salud. Como resultado, por ejemplo, la cobertura de inmunización disminuyó por primera vez en diez años, y las muertes por tuberculosis y malaria aumentaron, señala el comunicado de prensa de la OMS y el Banco Mundial. La pandemia también desencadenó la peor crisis económica desde la década de 1930, lo que dificulta cada vez más el pago de la atención sanitaria.
"Incluso antes de la pandemia, 500 millones de personas estaban siendo empujadas (o empujadas aún más) a la pobreza extrema debido a los pagos que hacían por la atención sanitaria. Las organizaciones prevén que esa cifra sea ahora considerablemente mayor. No hay tiempo que perder", dijo el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En su opinión, todos los gobiernos deben reanudar y acelerar inmediatamente los esfuerzos para garantizar que cada uno de sus ciudadanos pueda acceder a los servicios sanitarios sin temor a las consecuencias financieras. "Esto significa reforzar el gasto público en salud y apoyo social, y aumentar su atención en los sistemas de atención primaria de salud que pueden proporcionar atención esencial cerca de casa", ha explicado.
Antes de la pandemia, muchos países habían hecho progresos. Pero no eran lo suficientemente sólidos. Esta vez debemos construir sistemas de salud que sean lo suficientemente fuertes como para soportar choques, como la próxima pandemia y mantener el rumbo hacia la cobertura sanitaria universal.
LOS GOBIERNOS DEBEN TOMAR DECISIONES DIFÍCILES
Los nuevos informes de la OMS y el Banco Mundial también advierten de que es probable que las dificultades financieras empeoren aún más a medida que crezca la pobreza, disminuyan los ingresos y los gobiernos se enfrenten a restricciones fiscales más estrictas.
"Incluso antes de que se produjera la pandemia del COVID-19, casi 1000 millones de personas gastaban más del 10% de su presupuesto familiar en salud. Esto no es aceptable, especialmente porque las personas más pobres son las más afectadas. Dentro de un espacio fiscal restringido, los gobiernos tendrán que tomar decisiones difíciles para proteger y aumentar los presupuestos de salud", ha explicado Juan Pablo Uribe, director de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial.
En 2019, antes de la pandemia, el 68% de la población mundial estaba cubierta por servicios sanitarios esenciales, como los servicios de salud reproductiva; de inmunización; el tratamiento del VIH, la tuberculosis y la malaria; y los servicios para diagnosticar y tratar enfermedades no transmisibles como el cáncer, las afecciones cardíacas y la diabetes.
Pero no han conseguido que la atención sea más asequible. "Como resultado, los grupos más pobres y los que viven en zonas rurales son los que menos pueden obtener servicios sanitarios, y los que tienen menos probabilidades de poder hacer frente a las consecuencias de pagarlos", ha advertido.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha añadido que, al acercarse el tercer año de la pandemia, "debemos reforzar urgentemente nuestros sistemas de salud para garantizar que sean equitativos, resistentes y capaces de satisfacer las necesidades de todos, incluidas las de su salud mental".
Si el mundo quiere alcanzar el objetivo de lograr la cobertura sanitaria universal para 2030, es necesario que los gobiernos hagan "más inversiones y más inteligentes en los fundamentos de los sistemas de salud, haciendo hincapié en la atención primaria de salud, los servicios esenciales y las poblaciones marginadas", ha señalado Guterres.
"La distribución desigual de las vacunas COVID-19 en el último año ha sido un fracaso moral mundial. Debemos aprender de esta experiencia. La pandemia no terminará para ningún país hasta que termine para todos los países", ha concluido.