Un nuevo modelo explica cómo nos protegen las células T de la piel

Piel, Peca, Dermatología, Dermatólogo
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 1 marzo 2012 11:18

MADRID 1 Mar. (EUROPA PRESS) -

Recientemente, los investigadores han descubierto una importante población de células inmunes llamadas células T de memoria, que viven en las partes del cuerpo que están en contacto con el medio ambiente (como, por ejemplo, la piel, el pulmón, o el tracto gastrointestinal). Ahora, un grupo investigador estadounidenses ha utilizado un nuevo modelo para explicar cómo nos protegen estas células.

El nuevo estudio, publicado en 'Nature', ha sido llevado realizado por un equipo de investigadores del Hospital Brigham and Women's (BWH), en Boston -dirigido por el doctor Xiaodong Jiang, científico de investigación, Thomas S. Kupper, del Departamento de Dermatología del BWH, y Thomas B. Fitzpatrick, profesor de Dermatología, en Harvard- .

Jiang y Kupper analizaron la infección de la piel, por el virus Vaccinia, para estudiar el rol relativo de las células T de memoria centrales (las células T que circulan en el torrente sanguíneo) y de las células T de memoria residentes, en la protección inmunológica. Lo que encontraron fue que, después de la infección, las células T específicas participaron, no sólo en la parte infectada, sino en todas las áreas de la piel. Se mostró, además, que las infecciones adicionales múltiples llevaron a una acumulación de estas células T de memoria residentes, y que éstas se mantuvieron en la piel durante largos períodos de tiempo.

Por último, Jiang y Kupper demostraron, por primera vez, que las células T de memoria residentes son más importantes en la lucha contra la infección que las células T de memoria centrales, que se mostraron ineficaces en la protección inmunológica rápida, por sí mismas.

Aunque en este estudio se utiliza solo la piel, como modelo, los resultados pueden ser extrapolados a los pulmones, el tracto gastrointestinal, y otros tejidos epiteliales en contacto con el mundo exterior. Además, los resultados implican que las vacunas deben ser optimizadas para crear, precisamente, estos tejidos de células T de larga duración.

"Este trabajo sugiere una reevaluación fundamental sobre las vacunas", concluye Kupper, "nuestros resultados han alterado la forma de pensar sobre el sistema inmunológico y la vacunación contra las enfermedades infecciosas".