Los niños con alergias alimentarias tienen un "alto riesgo" de sufrir rinitis o asma de mayores

COMEDOR ESCOLAR NIÑOS
E.P.
Actualizado: lunes, 31 octubre 2011 13:53

El doctor Sanz recomienda realizar deporte a niños con asma porque es conveniente tanto física como psicológicamente para su desarrollo

VALENCIA, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un alergólogo infantil del Hospital Casa de Salud de Valencia advierte de que los niños con alergias alimentarias tienen "un alto riesgo" de desarrollar rinitis o asma de tipo alérgico cuando sean mayores.

El asma, ha explicado al respecto el doctor Sanz, especialista en neumología infantil del centro, es una enfermedad que se manifiesta en forma de tos y pitos de forma recurrente y que puede presentarse en diferentes edades. En los tres primeros años la causa más frecuente es por virus y, a partir de los cuatro años, lo habitual es que sea por alérgenos ambientales como los ácaros del polvo, pólenes, hongos y epitelio de animales, principalmente perro y gato, han añadido fuentes del centro hospitalario.

Los niños que van a desarrollar algún trastorno alérgico a lo largo de la infancia nacen con una predisposición genética a sensibilizarse a alérgenos alimentarios o ambientales. La herencia familiar es determinante, afirma el doctor Sanz, quien añade que "los hijos de padres no alérgicos tienen un 30 por ciento de probabilidades de sufrir alergia, mientras que si uno de los padres es alérgico las probabilidades aumentan a un 40 por ciento". Si los dos padres son alérgicos, añade, las probabilidades aumentan hasta un 60 por ciento y se denominan "niños de alto riesgo alérgico".

Son niños, ha indicado el doctor, que al nacer tienen predisposición genética a hacerse alérgicos (atopia). "En la primera etapa de la vida se manifiesta en forma de alergia alimentaria: al huevo, a la leche, al pescado, como primera manifestación de atopia y posteriormente pueden manifestarse en alguna enfermedad respiratoria de origen ambiental", ha comentado el galeno.

Así, ha añadido el especialista, "los niños con alergias alimentarias tienen un alto riesgo de desarrollar rinitis o asma de tipo alérgico cuando sean mayores". Por ello, el doctor Sanz recomienda acudir a un especialista en cuanto se tenga sospecha de que un niño pueda ser alérgico, para así realizar un "diagnóstico preciso" y tomar las medidas terapéuticas "más adecuadas en función de la patología alérgica".

Para el especialista en el Hospital Casa de Salud, "hay factores ambientales" que aumentan el número de niños con enfermedades alérgicas, como estilos de vida, factores climáticos y de contaminación atmosférica, "con más detecciones de alergias en los medios urbanos que en los rurales".

Al respecto, el doctor Sanz comenta que existe la creencia, "cada vez más generalizada", de que la disminución de la presencia de enfermedades infecciosas en los primeros años de vida cambia el sistema inmunológico, "lo que facilita la predisposición del desarrollo de enfermedades alérgicas en edades posteriores".

El doctor Sanz recomienda, contrariamente a lo que se piensa, que los niños que sufren asma practiquen deporte, ya que el ejercicio físico "es conveniente tanto física como psicológicamente" para un adecuado desarrollo en los pequeños.

En este sentido, comenta que el no realizar deporte cuando se padece asma "es un falso mito que hay que destruir", ya que "asma no es fatiga". Por tanto, afirma: "se aconseja el ejercicio físico, bajo un adecuado tratamiento y control, con unas recomendaciones específicas en función del deporte".

PREVENCIÓN

Desde el Hospital Casa de Salud recuerdan, asimismo, que en los meses de otoño se produce una etapa de mayor circulación de virus y los niños con antecedentes en bronquitis recurrentes "vuelven a recaer en esta época del año con la vuelta a los colegios y guarderías". Es lo que se denomina "epidemia de asma", según el doctor Sanz, quien comenta que en los últimos años se viene observando un "aumento de tasas de ingreso" por bronquiolitis en edades cada vez más precoces.

Ante esta situación, es importante evitar factores de riesgo, como la exposición pasiva al humo del tabaco, y no llevarlos a la guardería con infección respiratoria, así como aplicar medidas higiénicas como lavarse las manos, ventilar las habitaciones y no compartir vasos ni cubiertos.