La doctora Montserrat Espuña expone que existen dos tipos de enfermedad, la de esfuerzo y la de urgencia
MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres con incontinencia urinaria tienen más riesgo de padecer problemas depresivos, según ha explicado la jefa de la Unidad de Uroginecología del Instituto de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínic de Barcelona, la doctora Montserrat Espuña, a tenor de diversos estudios nacionales.
Con motivo de la celebración este viernes de la 'Jornada sobre Salud Femenina' que ha organizado American Medical System (AMS) en Madrid, la experta señala a Europa Press que "se relaciona la incontinencia urinaria con las mujeres que están con tratamientos antidepresivos". Sin embargo, expone que "aún no se sabe" cuál es la causa y cuál la consecuencia.
Lo que sí deja claro Espuña es que este problema, que afecta a una media del 15 por ciento de las mujeres en España en algún momento de su vida, para un total de cinco millones, es que "tanto en las jóvenes como en las mayores lo que provoca es una alteración de la calidad de vida importante". En concreto, supone una limitación en actividades como "hacer ejercicio, tener relaciones sexuales o pasear".
Al condicionar "muchas esferas de la vida", las afectadas tienden a "protegerse o a vestirse de una manera determinada", algo que hacen porque "tienen miedo a que los demás lo noten". A su juicio, esta problemática "les crea inseguridad y les afecta a la autoestima".
AFECTA CUATRO VECES MÁS A ELLAS QUE A ELLOS
La incontinencia urinaria es más padecida por las mujeres que por los hombres, ya que tienen una proporción de cuatro a uno. Además, a medida que avanza la edad la probabilidad de tener este problema es más alta, y es que, a partir de los 35 años, un 25 por ciento de ellas la sufren.
Pero el problema, desde que se cumplen los 60 años de edad, "se va igualando más" en los dos géneros", sostiene Espuña. De hecho, en los geriátricos, dónde los residentes suelen tener más de 80 años, la mitad de los hombres y las mujeres tiene dificultades con este tema.
Este problema de salud tiene dos formas de enfermedad, la incontinencia urinaria de esfuerzo y la de urgencia. La primera "es la más frecuente en mujeres jóvenes y de mediana edad" y se produce porque los mecanismos que cierran la uretra están afectados por circunstancias diversas, subraya la experta.
La causa más habitual es el parto, aunque existen otras como "ser deportista de élite y tener que realizar muchos ejercicios de saltos; la obesidad; los traumatismos sobre esa zona; las intervenciones quirúrgicas por otros motivos o el propio avance de la edad", indica. Además, también hay una predisposición familiar, ya que "hay estudios que afirman que las hijas de madres con incontinencia tienen tres veces más probabilidades de tener esta enfermedad que el resto de mujeres", señala.
LOS DAÑOS NEUROLÓGICOS PUEDEN DERIVAR EN ESTA ENFERMEDAD
Por otro lado, la incontinencia urinaria de urgencia se produce porque el control neurológico que hace falta para controlar la micción está dañado. Así, afirma que para realizar ésta de manera correcta "hace falta un perfecto control neurológico y un equilibrio entre el sistema nervioso autónomo y el sistema nervioso somático o voluntario".
A juicio de Espuña, pueden sufrir este tipo de incontinencia "las personas que tienen dañada la columna o las enfermas de Parkinson y de esclerosis múltiple". Además, expone que existe un grupo de mujeres que padecen esta enfermedad sin una causa neurológica identificada, "son las que sufren vejiga hiperactiva idiopática", apunta.
En cuanto al tratamiento, es diferente para ambas ramas de esta patología. En las que sufren incontinencia de esfuerzo, lo indicado son "ejercicios del suelo pélvico y fisioterapia cuando es leve, y cirugía cuando lo anterior no funciona", manifiesta.
Los tratamientos quirúrgicos "han mejorado mucho" al colocarse ahora pequeñas bandas de malla debajo de la uretra "para darle un soporte y que funcione mejor". Por su parte, en la de urgencia, la terapia es a base de modificaciones de conducta y administración de fármacos anticolinérgicos, que "son los que frenan esta actividad anormal de la vejiga y los únicos que existen en el mercado con evidencia suficiente".
No obstante, avanza que se está investigando y están cerca de llegar fármacos nuevos que, "en lugar de tener un efecto anticolinérgico, tienen una actividad relajante sobre la vejiga". Éstos, lo que hacen es "estimular los receptores beta para que la vejiga tenga más capacidad y aguante más", adelanta Espuña.
Por último, la experta del Hospital Clínic y ponente en la jornada organizada por American Medical System aclara que "existen mujeres que padecen los dos tipos de incontinencia", para las que hay que observar cuál de ellas predomina y elegir un tratamiento u otro o, incluso, ambos de manera combinada.