MADRID, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -
La mitad de los medicamentos actuales proceden de productos naturales, especialmente plantas medicinales. En el caso de las terapias contra el cáncer el porcentaje llega a un 60 por ciento, según informaron desde el I Simposio sobre Plantas Medicinales y Productos Naturales como Fuente de Nuevos Fármacos que se reúne hoy y mañana en la Universidad de Salamanca.
Las plantas medicinales han acaparado un creciente interés científico en España, hasta el punto de convertirse en "una de las fuentes de investigación de nuevos fármacos más importantes" y de que "cada año se analizan miles de sustancias procedentes de tallos, semillas, hojas, cortezas y frutos con el objetivo de demostrar nuevas propiedades terapéuticas", explicó Marina Gordazila.
Los especialistas indican que la mayor utilidad la consiguen en procesos crónicos de carácter leve o moderado, como el harpagofito en el caso de las enfermedades reumáticas. Para el cáncer el medicamento más utilizado es el taxol, que proviene de la corteza del tejo y del sauce, y en el caso de las afecciones reumatológica la uncaria tomentosa ha "demostrado su eficacia", agregan desde la organización del Simposio.
La ventaja de la medicina que procede de la naturaleza para los tratamientos de las enfermedades crónicas es "notable" para los expertos que participan del encuentro. Es que como los pacientes necesitan tomar un medicamento contra el dolor y la inflamación de por vida, y las plantas medicinales tienen "menos efectos secundarios que los fármacos de síntesis, pueden ayudar", explica la profesora Teresa Ortega.
LA SOJA.
Además del harpagofito, la uncaria tomentosa, la ortiga, el sauce, la ulmaria, el grosellero negro y el árnica, en el Simposio analizan las propiedades y condiciones de la soja, una de las plantas "más estudiadas en todo el mundo" por su eficacia para combatir los trastornos de la menopausia.
Los preparados de la herbácea "reducen entre un 21 y un 61 por ciento la intensidad y el número de los sofocos que padecen un 80 por ciento de las mujeres en edad climatérica", manifiesta la profesora Concha Navarro, presidenta de INFITO.
Es que, continua Navarro, posee "una estructura química que le permite actuar en los mismos lugares que algunas hormonas femeninas, supliendo en parte el papel de los estrógenos, cuya ausencia con la llegada de la menopausia puede dar lugar a la aparición de distintos síntomas que disminuyen la calidad de vida, tales como son los sofocos, sudoraciones, irritabilidad, nerviosismo y osteoporosis".