MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -
En las sociedades industrializadas de todo el mundo, el aumento de la riqueza coincide con la limitación en el número de hijos -la llamada 'transición demográfica'. En un nuevo estudio, publicado en 'Proceedings of the Royal Society B', investigadores de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, la Universidad de Estocolmo, y el University College de Londres, han rechazado la teoría popular propuesta para explicar el fenómeno -según la cual, la baja fertilidad puede aumentar el éxito evolutivo a largo plazo, dejando una riqueza cada vez mayor a la descendencia, que a su vez, con el tiempo, aumentará el número de descendientes.
Los investigadores observaron que tener un pequeño número de niños aumenta el éxito económico y la posición social de los descendientes, a través de hasta cuatro generaciones, pero reduce el número total de descendientes, a largo plazo. Así, los científicos llegaron a la conclusión de que la decisión de limitar el tamaño de la familia puede ser entendida como una opción estratégica para mejorar el éxito socioeconómico de los hijos y nietos, en las sociedades modernas, aunque este beneficio socio-económico no se traduce necesariamente en una ventaja evolutiva.
El estudio indica un conflicto en las sociedades modernas entre las conductas que promueven beneficios sociales y económicos, versus el éxito biológico. Esto contrasta con las poblaciones tradicionales del mundo en desarrollo, donde los comportamientos que promueven la riqueza y la posición social suelen llevar a las personas a dejar más descendientes genéticos.
Los investigadores probaron estas hipótesis con datos del estudio de cohorte Uppsala Multigenerational Birth, que incluye a 14.000 personas nacidas en Suecia, en el año 1900, y a todos sus descendientes hasta nuestros días. Los expertos midieron el éxito socioeconómico de cada generación mediante calificaciones escolares, el acceso a la universidad y los ingresos familiares en la edad adulta. El éxito reproductivo fue evaluado por la supervivencia hasta la edad adulta, el matrimonio antes de los 40, y la fecundidad.
ESTUDIO DE LA UNIVERSITY COLLEGE DE LONDRES
Los hijos e hijas de la cohorte original, de las familias más pequeñas y de mayor nivel socioeconómico, obtuvieron calificaciones escolares sustancialmente más altas, acceso a la universidad, y mejores ingresos. Estos efectos fueron particularmente notables cuando coincidían la baja fecundidad y el nivel socioeconómico alto. Por otra parte, estas ventajas pasaron, a su vez, a los nietos y bisnietos. Sin embargo, contrariamente a la hipótesis de adaptación, el tamaño de una familia pequeña y la gran riqueza de los padres no afectan el éxito reproductivo, más allá de la primera generación de descendientes.
La autora principal, Anna Goodman, investigadora en la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, afirma que, "según la selección natural, se esperaría que los organismos utilizaran sus recursos para producir más descendientes genéticos, y así aumentar su aptitud darwiniana. Por tanto, la transición demográfica es un rompecabezas porque, a primera vista, no parece que esto se esté llevando a cabo".
El coautor David Lawson, del Departamento de Antropología del University College de Londres, apunta que "uno de los hallazgos más interesantes es que el pertenecer a una familia adinerada hace que los beneficios de una familia pequeña, sean aun mayores. En contraste, los hogares más pobres tienen relativamente poco que obtener mediante la limitación de la fertilidad, tal vez porque el éxito de sus hijos está determinado por factores sociales más amplios, en lugar de por la inversión y la herencia de los padres. Esta observación sugiere una cierta racionalidad económica en los patrones de fecundidad en el mundo moderno, ya que las tasas de fertilidad suelen bajar en las secciones más ricas de la sociedad, cuando las poblaciones experimentan una transición demográfica".
Ilona Koupil, de la Universidad de Estocolmo, añade que "esta investigación indica que las diferencias en el tamaño de la familia pueden tener consecuencias duraderas sobre las desigualdades sociales. Además, esta investigación proporciona evidencia de que los niveles educativos y la riqueza no sólo afectan a las calificaciones e ingresos de los hijos, sino también a las de los nietos y bisnietos".