MADRID, 19 Mar. (EUROPA PRESS) - El tratamiento estándar desde hace casi 20 años se basaba en el uso de la cirugía para eliminar el tumor, incluso a niveles microscópicos, seguido de un posterior tratamiento con quimioterapia combinando carboplatino y placitaxel. Los resultados de los ensayos clínicos que han propiciado su aprobación demostraron que el bevacizumab aporta beneficios a todas las mujeres con tumores en estadio III y IV, logrando reducir la probabilidad de que la enfermedad progrese en un 30 por ciento. "Esto repercute en la calidad de vida de nuestras pacientes", según ha reconocido el director del Área Clínica de Oncología Ginecológica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), Andrés Poveda, ya que estas pacientes "lo que no quieren es recaer". Este beneficio se consigue gracias al mecanismo de acción del fármaco, ya que actúa contra el proceso de angiogénesis del tumor por el cual éste crea su propia red de vasos sanguíneos para seguir creciendo. En este proceso juega un papel importante el receptor del factor del crecimiento endotelial vascular (VEGF, en sus siglas en inglés), una proteína que juega un papel clave en otros tumores pero que en los de ovario se encuentra en concentraciones elevadas. El bevacizumab actúa inhibiendo esta proteína para impedir el aumento y la diseminación del tumor y, según ha reconocido Poveda, aunque este fármaco también se usa frente a otros tumores como mama, colorrectal o riñón, "en ovario es donde más eficacia se ha visto". El fármaco llega a España después de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) autorizara su uso en diciembre de 2011, pero hasta ahora no se había fijado un precio para su reembolso en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Aunque reconocen que se trata de un medicamento caro, en este caso hay que tener en cuenta también "el valor que aporta", según ha defendido Antonio González, en una enfermedad para la que ahora hay nuevas alternativas "después de años y años de investigación".