MADRID, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, ha celebrado este miércoles un encuentro con Farmaindustria para exponer el potencial de los centros públicos de investigación de excelencia y explorar nuevas vías de colaboración con las compañías de este sector.
En el encuentro han participado responsables de 10 de los centros de excelencia Severo Ochoa y las unidades de excelencia María de Maeztu, distinguidos por su alta capacidad innovadora, tales como el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) o el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Durante su intervención, la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, ha destacado el "excelente trabajo" que han realizado estos centros en los últimos años pese a contar con "recursos insuficientes" --"Ya querríamos poner muchos más", ha admitido-- y ha destacado el elevado nivel de la investigación pública en España en el ámbito de la salud.
"Los centros son competitivos a nivel internacional, como demuestra que España ocupe el décimo lugar en el ranking mundial de publicaciones científicas", ha resaltado Vela, que celebra que en estos centros están "la calidad y el talento que atrae al sector privado".
En ese sentido, ha destacado la necesidad de que la investigación pública y las compañías farmacéuticas estén "próximas" y trabajen juntas "para recorrer el camino completo de la I+D+i, desde la generación de la idea hasta su comercialización en el mercado".
"No tiene sentido pensar en investigación sin innovación, y también sin pensar en lo que necesitan las empresas", ha defendido la secretaria de Estado, convencida de que el futuro de la colaboración público-privada pasa por "apostar por la investigación de calidad".
La industria farmacéutica destinó en 2015 algo más de mil millones a actividades de I+D en España, de los que un 41 por ciento se dedicaron a colaboraciones con entidades externas, lo que se conoce como investigación extramuros, y la mayor parte de estas colaboraciones se han realizado con centros públicos de investigación.
LA INDUSTRIA, DINAMIZADOR LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA PÚBLICA
De hecho, la industria farmacéutica se ha convertido en el mayor dinamizador de la investigación biomédica pública, ya que además de los recursos económicos esta colaboración lleva a aparejada un flujo de conocimiento entre ambos ámbitos.
En este sentido, el Presidente de Farmaindustria, Antoni Esteve, ha manifestado la necesidad de colaborar con el esfuerzo que hace España desde el ámbito público y "contribuir desde las empresas a reforzar el círculo virtuoso del fortalecimiento de la capacidad investigadora".
Uno de los centros que mayor nivel de colaboración con la industria farmacéutico es el CNIO, que ya tiene licenciados varios compuestos para su desarrollo clínico, como ha reconocido Óscar Fernández Capetillo, que lidera el Grupo de Inestabilidad Genómica de este centro. "Si queremos ser ambiciosos necesitamos alianzas con laboratorios", ha defendido.
Asimismo, Julia Redondo, del CNIC, ha destacado como el 17 por ciento de la financiación del centro procede del ámbito privado, a lo que habría que sumar las colaboraciones con empresas que, por el momento, "tienen menos peso del que les gustaría", ha reconocido.
Pese a ello, actualmente cuentan con 29 grupos de investigación "muy competitivos", cuentan con una red de colaboración internacional con 50 centros y colaboran con 63 instituciones de distinta índole que les ha permitido participar en el desarrollo clínico de algunos compuestos o probar tecnologías que aún no han salido al mercado.
Por su parte, el vicedirector del CNB, Mario Mellado, ha destacado como el 8 por ciento de los servicios de proteómica que realizan son encargados por empresas privada mientras que Josep Maria Martorell, director asociado del Barcelona Supercomputing Center (BSC), ha destacado como en los últimos años han pasado ha incorporar a empresas colaboradoras de otros sectores distintos al tecnológico.
"Ahora simular la realidad también puede servir a una compañía farmacéutica", ha destacado este experto, destacando sus programas de genómica computacional o de virtualización de pacientes.