Una exposición resalta la personalidad poliédrica de Gregorio Marañón en el 50 aniversario de su fallecimiento

Actualizado: lunes, 22 marzo 2010 15:54

La Biblioteca Nacional acoge esta muestra que inauguran esta tarde los Reyes

MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -

La exposición 'Gregorio Marañón 1887-1960. Médico, humanista y liberal' que esta tarde inaugurarán los Reyes en la Biblioteca Nacional, resalta la personalidad poliédrica de este intelectual cuando se cumple el 50 aniversario de su fallecimiento.

La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y la Fundación Gregorio Marañón, con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, ASISA y la Fundación Tejerina, recuerdan así a este intelectual con una muestra comisariada por el historiador Juan Pablo Fusi y el biógrafo de Marañón, Antonio López Vega, que podrá verse hasta el 6 de junio.

Según explicó hoy Fusi, Gregorio Marañón (que falleció el 27 de marzo de 1960 a los 72 años) fue una "plenitud española", "legó el perfil histórico de España y lo hizo como médico, haciendo de la Medicina una preocupación española", apuntó. Fusi destacó también su faceta como ensayista, escritor, excelente biógrafo y resaltó su "gran visión de España que simbolizó en Toledo, donde adquirió su popular Cigarral de Menores".

GRAN ESCRITOR EN PROSA

Para Antonio López Vega, Marañón fue además "uno de los grandes escritores en prosa del siglo XX". La exposición destaca la personalidad de Marañón como médico e investigador pero también como humanista, ensayista e historiador y como uno de los exponentes de la mejor tradición liberal española.

Según explicó el comisario hay tres ideas centrales en la exposición: Marañón como "figura singular en la Edad de Plata"; Marañón poliédrico como "intelectual sabedor de muchas facetas del conocimiento"; y Marañón liberal que pone de manifiesto que "el compromiso con la libertad adquiere un valor relevante".

RECONCILIACIÓN NACIONAL

Marañón tuvo un protagonismo muy particular en un periodo muy turbulento de la historia de España. Si en la dictadura de Primo de Rivera acabó en la cárcel por su defensa del sistema parlamentario liberal, junto a Pérez de Ayala y Ortega y Gasset impulsó la Agrupación al Servicio de la República en la que se encuadraron los intelectuales para apoyar el régimen de 1931. Llegada la guerra civil y al peligrar su vida, marchó al exilio desde donde ayudó a cuantos pudo al tiempo que insistía en la necesidad de la reconciliación nacional para la construcción de la futura España.

Regresó a España en el otoño de 1942. Sus reiterados testimonios en favor de la reincorporación de los exiliados a la vida española, la amistosa cercanía que mantuvo con muchos de ellos; sus ayudas a todos los perseguidos que acudieron él; su intervención en el homenaje que la universidad tributó a Ortega y Gasset tras su fallecimiento; y sus declaraciones críticas hacia la dictadura en la prensa extranjera, conformaron una conducta liberal excepcional en aquellos tiempos que hizo que "la mayor aportación política de Marañón fue sin duda haber levantado la bandera del liberalismo, de la libertad, en una época en que pocos o ninguno podían hacerlo", según Miguel Artola.

OBRAS SEÑERAS

El primer apartado de la exposición reúne una veintena de piezas entre las que destacan los retratos de Menéndez Pelayo y Galdós que realizó Sorolla y que proceden de la Hispanic Society y del Museo Galdós de Gran Canaria. Junto a ellos, cartas y fotografías de familia, así como libros dedicados por Marañón a su mujer.

En otra sala se analiza la relación de Marañón con algunos de los representantes más importantes de la Edad de Plata a través de libros dedicados y cartas de los intelectuales más cercanos a Marañón (Unamuno, Baroja, Ortega, Pérez de Ayala o Lorca, entre otros), así como retratos de buena parte de ellos realizados por autores como Vázquez Díaz, Sorolla y Zuloaga.

También se aborda la idea de España que tenía Marañón y de la que dejó testimonio en muchos de sus escritos así como su relación con la ciudad de Toledo y su Cigarral de Menores, donde reunió a muchas de las personalidades españolas y extranjeras que configuraron la historia de su tiempo. Todo ello presentado a través de obras de arte de autores como El Greco ('Cristo crucificado'), Regoyos ('Bahía de San Juan de Luz'), Gutiérrez Solana ('Procesión nocturna en Pancorbo') o Julio Antonio ('Hombre de La Mancha').

MATERIAL PERSONAL

Un centenar de monografías, más de 800 artículos, 500 prólogos o 300 conferencias se suman además a los diarios de los viajes por España que realizó el doctor Marañón como el dedicado a Las Hurdes. Las cartas que cruzó con algunos de los protagonistas de su época (Azaña, Indalecio Prieto, Ortega y Gasset, etc.), constituyen una interesante fuente en esta muestra que asimismo recoge material personal de su paso por el exilio, fotografías de los momentos clave a los que se enfrentó así como algunas obras de arte como el boceto para los murales de Naciones Unidas que le regaló Josep María Sert.

La exposición da cuenta además, mediante una recreación, de los materiales de época de tres espacios en los que Marañón desarrolló su labor científica: laboratorio, sala de hospital y consulta clínica. Entre otras se recogen el fonendoscopio y oscilómetro que usó el propio Marañón así como su mesa de trabajo en el hospital y numeroso material e instrumental de su Servicio y laboratorio procedentes en su mayor parte del Museo de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

También se presta atención a su paso por las Academias ya que fue miembro de cinco de estas Corporaciones, caso únicamente igualado en España por Cánovas del Castillo y Francisco Silvela.

Finalmente, la muestra ofrece una serie de fotografías que plasman la inmensa multitud que acompañó el cortejo fúnebre de Marañón y da cuenta de lo que ha ocurrido con el legado del célebre médico tras su muerte, la recepción de su obra (diversas publicaciones entre las que destacan sus Obras Completas), el recuerdo que dejó en los que le siguieron en la medicina (Pedro Laín, singularmente) o cómo se evocó su figura liberal con ocasión de su centenario en 1987.