MADRID, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -
La aterosclerosis se considera generalmente como una enfermedad de los seres humanos modernos, en relación con los factores de riesgo contemporáneos como el tabaquismo, la obesidad y la falta de ejercicio. Sin embargo, investigadores sugieren que la alta prevalencia del endurecimiento de las arterias en seres humanos premodernos puede apoyar la posibilidad de una predisposición humana más básica a la enfermedad.
Un grupo internacional de investigadores usaron tomografías computarizadas para buscar los signos característicos de la aterosclerosis, calcificación vascular o la acumulación de una sustancia dura calcificada en las paredes de las arterias, en 137 momias del antiguo Egipto, Perú, suroeste de América y las Islas Aleutianas, en Alaska.
Cuando la estructura arterial de las momias había sobrevivido, los científicos fueron capaces de atribuir un caso concreto de aterosclerosis, donde encontraron signos de calcificación vascular. En algunos casos, la estructura arterial no sobrevivió a la momificación, pero la placa calcificada todavía estaba presente en los sitios donde las arterias podrían haber estado, en cuyo caso los autores del estudio atribuyeron un caso probable de aterosclerosis.
En general, los investigadores hallaron en su estudio, publicado en 'Lancet', que más de un tercio (47,34 por ciento) de las momias examinadas mostraron signos de probable o definitiva aterosclerosis. Al igual que con las poblaciones modernas, hallaron que las personas mayores parecen ser más propensas a mostrar signos de la enfermedad, ya que cuando fue posible estimar la edad de las momias, examinando su estructura ósea, encontraron que la edad a la hora de la muerte se correlacionó positivamente con la presencia y la extensión de aterosclerosis.
Aunque investigaciones previas han descubierto la aterosclerosis en una proporción significativa de las momias egipcias, este es el primer estudio en examinar los signos de endurecimiento arterial en las momias de las culturas que viven en diferentes regiones del mundo, con estilos de vida distintos y en momentos diferentes.
Los resultados son particularmente significativos porque parecen contradecir la tesis de que la aparente prevalencia de aterosclerosis en momias egipcias puede deberse al hecho de que en la sociedad egipcia antigua tienden a ser momificados individuos con un alto estatus socioeconómico, individuos que habrían tenido una dieta especial rica en grasas saturadas, lo que podría haber dado lugar a una mayor prevalencia esperada de la aterosclerosis.
Sin embargo, según el profesor Randall Thompson, del Instituto Americano del Corazón Mid San Lucas, en Kansas City (Estados Unidos), el hecho de que hayan encontrado niveles similares de aterosclerosis en todas las diferentes culturas que estudiaron, todos ellos con estilos de vida y dietas muy diferentes, sugiere que la aterosclerosis puede haber sido mucho más común en el mundo antiguo de lo que se pensaba.
"Además, las momias estudiadas desde fuera de Egipto se producen de forma natural como resultado de las condiciones climáticas locales, lo que significa que es razonable suponer que estas momias representan un corte razonable representativo de la población, en lugar de un grupo de personas de élite que fueron seleccionadas para la momificación en el antiguo Egipto", matiza.
En este sentido, resalta que en el último siglo, la enfermedad vascular aterosclerótica ha sustituido a las enfermedades infecciosas como la principal causa de muerte en todo el mundo desarrollado. "Una suposición común es que el aumento de los niveles de la aterosclerosis es predominantemente por el estilo de vida y que si los seres humanos modernos emularan los estilos de vida preindustriales o incluso preagrícolas, la aterosclerosis o, por lo menos, sus manifestaciones clínicas, se evitarían", señala.
Sin embargo, el profesor Thompson asegura que los resultados de este estudio parecen poner en duda este supuesto, y como mínimo, sugieren que el conocimiento de las causas de la aterosclerosis es "incompleto". "Podría ser de alguna manera inherente al proceso de envejecimiento humano", concluye este científico.