Médicos y pacientes denuncian "trabas" en el acceso a nuevas terapias que podría curar al 70% de los pacientes
MADRID, 21 May. (EUROPA PRESS) -
En España se estima que hay entre 400.000 y 1,2 millones de afectados por hepatitis C, pero sólo están diagnosticados menos de la mitad de estos pacientes y apenas un 15 por ciento recibe tratamiento, lo que nos sitúa "a la cola" de Europa en el control de la enfermedad.
Así lo ha explicado el doctor José Luis Calleja, del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), durante la presentación de un informe internacional de 'The Economist' sobre el impacto mundial de esta enfermedad, que afecta a 150 millones de personas y causa 350.000 muertes anuales.
Aunque se la conoce como la "pandemia silenciosa" por la falta de síntomas, se trata de una enfermedad "devastadora" que es la principal causa de cirrosis, cáncer de hígado y trasplante hepático en España.
Hasta el punto de que está previsto que el pico de cirrosis se detecte en 2020, como consecuencia del aumento de contagios de hepatitis C que se produjeron en la década de los 80 por el uso de drogas inyectables y por las transfusiones de sangre.
Por todo ello, el doctor Calleja ha reclamado la necesidad de que España elabore un plan integral coordinado con todas las comunidades y que agrupe a todos los profesionales sanitarios, que permita aumentar el diagnóstico de la enfermedad y mejorar el acceso a nuevos tratamientos.
"Francia tiene al 70 por ciento de los pacientes diagnosticados, nosotros no llegamos al 50 por ciento", reconoce este experto, que pone como ejemplo el abordaje que hay actualmente para el control del VIH.
De hecho, ha recordado, "actualmente todos los pacientes con VIH reciben tratamiento en España, sin barreras", algo que no sucede con la hepatitis C. Hasta el punto, ha añadido, de que "la principal causa de muerte de los enfermos de VIH no es este virus sino el de la hepatitis C".
Además de la mejora en el diagnóstico de la enfermedad, para lo que sería clave el apoyo de los médicos de Atención Primaria, Calleja defiende la necesidad de favorecer el acceso a las nuevas terapias que están surgiendo. "Es una enfermedad curable pero al final, por una razón o por otra, no se le pone tratamiento", lamenta.
NUEVOS FÁRMACOS QUE DUPLICAN LA CURACIÓN
En concreto, ha recordado que en el último año ha sido aprobada una nueva combinación de medicamentos que, combinada con el tratamiento estándar, puede lograr casi duplicar las tasas de curación actuales, pasando de un 40 a un 70 por ciento de pacientes curados.
Aunque ya está autorizada en todas las comunidades, médicos y pacientes reconocen que se están produciendo "trabas" que dificultan su uso en los hospitales y generan desigualdades en el acceso "incluso dentro de una misma ciudad", principalmente por su elevado coste, de hasta 27.000 euros por paciente.
"Ahora que hay un tratamiento eficaz, no se nos cura porque no hay dinero", lamenta el presidente de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH), Antonio Bernal, quien recuerda además que el 58 por ciento de los afectados por esta enfermedad se contagiaron en el ámbito sanitario.
El doctor Calleja ha criticado que el coste de las nuevas terapias sea un impedimento para su implantación ya que, a largo plazo, "suponen una inversión".
De hecho, recuerda que el 20 por ciento de estos enfermos, si no son tratados, acaban necesitando un trasplante hepático, cuyo coste es de unos 150.000 euros por paciente.
El problema, ha añadido el exconsejero vasco de Sanidad Rafael Bengoa, que actualmente está en el equipo asesor en materia sanitaria del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es que la visión de los gestores sanitarios se centra "sólo en el corto plazo".
"De repente aparecen tratamientos que hacen que un enfermo crónico se pueda curar (...) y aunque uno quiere usar estas terapias y para ello puede pedir más presupuesto, luego vienen Montoro y los 17 'montoritos' de las comunidades autónomas y dicen que no", ha explicado.
Por ello, este experto ha reclamado que los presupuestos en materia sanitaria se analicen a largo plazo, para poder tener en cuenta los ahorros "no inmediatos" que pueden ofrecer determinadas decisiones; que haya una financiación finalista y que se transforme el modelo asistencial actual del Sistema Nacional de Salud (SNS).