Foto: OHP
MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ejercicio puede mejorar la salud de los pacientes con cáncer que han terminado la parte principal del tratamiento, según un estudio publicado en 'BMJ'. Investigaciones previas han demostrado que los pacientes con cáncer esperan retomar sus actividades diarias cuando han completado su tratamiento principal para el cáncer pero, sin embargo, a menudo descubren que sufren de fatiga, disminución de la actividad física y una reducción en la calidad de vida. Ahora, nuevos estudios han demostrado que hay muchos factores de la salud, incluyendo la calidad de vida, que pueden mejorar a través de la actividad física.
Investigadores de la Universidad de Hong Kong analizaron los resultados de 34 ensayos que evaluaron los efectos de la actividad física en pacientes adultos con cáncer. En cada estudio se incluyó un promedio de 93 pacientes -con una edad media de 55 años- que habían sufrido cáncer de mama, próstata, colorrectal, gástrico o de pulmón. El entrenamiento aeróbico, de resistencia y de fuerza, fue incluido en los ensayos, y la duración media de actividad física fue de 13 semanas.
Las pacientes que habían recibido tratamiento para el cáncer de mama y realizaron actividad física mostraron mejoras de salud en: control de la glucemia, índice de masa corporal y peso corporal, funciones físicas -como la fuerza de las extremidades inferiores- y en los resultados psicológicos, tales como la fatiga y la depresión y la calidad de vida.
En los pacientes que completaron el tratamiento y sufrían otros tipos de cáncer, se observaron mejoras en la masa corporal, el peso corporal, la función física -como el consumo de oxígeno y la fuerza de prensión- la depresión y la calidad de vida.
Las diferencias en el tipo e intensidad del ejercicio también tuvieron un impacto en la salud física de los pacientes y desempeñaron un papel importante en los efectos del ejercicio. Para las pacientes con cáncer de mama, el ejercicio aeróbico y de resistencia fue significativamente más eficaz en la aptitud física y emocional, el bienestar general y la preocupación por el cáncer de mama en comparación con solo la actividad aeróbica. El efecto de la actividad física también fue mayor en los pacientes más jóvenes.
En conclusión, los autores del estudio sostienen que se necesitan ensayos adicionales, sobre todo en pacientes con otros tipos de cáncer. Según los investigadores, "la mejora en la calidad de vida fue un claro beneficio significativo de la actividad física y, clínicamente, hubo importantes efectos positivos en las funciones físicas".