MADRID, 18 May. (EUROPA PRESS) -
Una investigación liderada por investigadores del Centro de Investigación del Cáncer-IBMCC, Universidad de Salamanca-CSIC, que investiga por qué el cáncer de mama es más agresivo en mujeres más jóvenes, concluye que la edad biológica determinada según el estrés oxidativo modifica la agresividad del cáncer de mama.
Los investigadores han observado que el cáncer de mama desarrollado por una población genéticamente heterogénea de ratones es más agresivo en ratones jóvenes que en viejos, al igual que sucede en humanos. Además, los ratones biológicamente jóvenes desarrollaron un cáncer de mama menos agresivo que los biológicamente viejos.
Asimismo, se estimó la edad biológica y el grado de envejecimiento biológico de los ratones en función de múltiples aspectos relacionados con el estrés oxidativo. A su juicio, una estrategia similar basada en estrés oxidativo u otros parámetros se podría utilizar en humanos para definir la edad biológica.
Por otro lado, se identificaron regiones genómicas asociadas al grado de envejecimiento biológico, al comportamiento del cáncer de mama y al estrés oxidativo.
Los investigadores recuerdan que existe una doble asociación entre cáncer de mama y la edad. Por una parte, la incidencia del cáncer de mama aumenta con la edad, de modo que el envejecimiento es el factor epidemiológico más importante asociado a la incidencia del cáncer de mama, al menos hasta la menopausia. Y, por otra, el cáncer de mama es más agresivo en mujeres más jóvenes.
"No se sabe por qué existe esta relación entre la edad y el comportamiento del cáncer de mama", advierten. De ahí que esta investigación se planteó en qué medida este comportamiento está relacionado no tanto con la edad cronológica de las pacientes, sino con la edad biológica.
Comenzaron por distinguir entre edad cronológica (años naturales) y edad biológica (edad según el estado funcional del individuo). "Además, la edad biológica de un individuo es difícil de determinar, pues es algo muy complejo que debe reflejar el estado funcional de los diferentes órganos del cuerpo", explican.
En este estudio se identificó la edad biológica en función del grado de estrés oxidativo y se estudió el comportamiento del cáncer de mama en función de la edad cronológica y de la edad biológica.
ESTRÉS OXIDATIVO
El cáncer no hereditario (el más frecuente) y el envejecimiento son procesos llamados de génesis compleja. Estos procesos se caracterizan porque en ellos la influencia ambiental es muy importante y, en cambio, la influencia genética tiene menos peso, pero existe y está constituida por muchos genes.
Cada uno de esos genes tiene poco efecto por sí solo, pero todos juntos interaccionan entre sí y con el ambiente, y así ejercen una mayor influencia sobre la aparición de la enfermedad. Estos genes se localizan en regiones genómicas que se denominan QTL (de Quantitative Trait Loci o regiones de rasgo o fenotipo cuantitativo).
La hipótesis de trabajo del grupo de investigación fue que la existencia de vínculos epidemiológicos entre el cáncer de mama, en cuanto a su incidencia y agresividad, y el envejecimiento, indicaba que ambos procesos deberían de compartir algunos mecanismos fisiopatológicos y patogénicos (celulares y moleculares) comunes de desarrollo, es decir, que debían de compartir alguno de estos procesos o fenotipos intermedios.
Uno de los procesos que en la bibliografía se han asociado tanto al envejecimiento como a la mayor susceptibilidad al cáncer es el estrés oxidativo. Éste es consecuencia de actividades inflamatorias, pero también del metabolismo de los seres vivos; gracias al mismo producimos energía para permanecer vivos, pero también moléculas que se denominan radicales libres y que dañan el organismo.
Estos radicales libres dañan nuestros genes y favorecen tanto la aparición de cáncer como la del envejecimiento. El estrés oxidativo se podría considerar como un fenotipo intermedio común de ambos procesos, cáncer y envejecimiento, porque contribuye al desarrollo de ambos rasgos complejos.
En este trabajo, realizado en ratones, se comprobó que el cáncer de mama se desarrolló con un comportamiento similar a la población humana. Así, la muestra de ratones generada desarrolló mayor incidencia de cáncer de mama con la edad, hasta un punto, y además fue más agresivo en los ratones jóvenes que en los ratones viejos.
Posteriormente, se identificó la edad biológica y el grado de envejecimiento biológico (definido éste como la edad biológica menos la edad cronológica) de los ratones en función del estrés oxidativo.
Para la definición de la edad biológica en función del estrés oxidativo se tuvo en cuenta que éste es a su vez en un fenotipo complejo, al que se asocian multitud de fenotipos intermedios. Así, se partió de más de cien fenotipos intermedios directa o indirectamente relacionados con estrés oxidativo.
Un modelo matemático multivariante identificó los fenotipos intermedios relacionados con estrés oxidativo que definieron la edad biológica. De modo que aquellos ratones más jóvenes que lo que les correspondía para su edad, presentaron niveles más altos en suero de magnesio, y colesterol HDL; y niveles más elevados en hígado de la proteína AKT1 y niveles más bajos de glutatión total.
Los investigadores comprobaron que los ratones que desarrollaron un cáncer de mama más agresivo, aunque eran cronológicamente más jóvenes, fueron, desde el punto de vista biológico, más viejos. Y, por el contrario, aquellos ratones que desarrollaron el tumor muy tardíamente o que no lo desarrollaron después de dos años, aunque eran cronológicamente más viejos, sin embargo, desde el punto de vista de su estrés oxidativo fueron biológicamente más jóvenes.