Casi la mitad no se diagnostica porque el médico no pide la prueba y el resto por no emplear la técnica adecuada
MADRID, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
Dos de cada tres pacientes con la bacteria 'clostridium difficile', la primera causa de diarrea adquirida en hospitales y que en casos graves puede ocasionar la muerte, se quedan sin diagnosticar, casi la mitad de ellos (47%) porque nunca se solicita la prueba para detectarla y el resto (19%) por no usarse una técnica óptima.
Así se desprende del Estudio Nacional sobre el Diagnóstico de 'Clostridium Difficile', una iniciativa respaldada por la Sociedad Española de Quimioterapia y presentada este miércoles en una rueda de prensa patrocinada por Astellas Pharma, responsable de un nuevo antibiótico en desarrollo avanzado contra esta bacteria.
La investigación, en la que han participado 118 hospitales y ha contado con el Hospital Gregorio Marañón de Madrid como centro de referencia, tenía como objetivo evaluar la situación de esta enfermedad en España. Para ello, se pidió a todos los que enviaran una muestra de las heces que les llegasen durante una jornada y el informe de las pruebas realizadas a las mismas, para poder repetirlas después.
Según el doctor Emilio Bouza, jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, "el resultado demostró que el laboratorio de origen no diagnosticó la presencia de 'clostridium difficile' en el 66 por ciento de las muestras".
"Cuando miramos estos casos, descubrimos que el 47 por ciento de ellos no se diagnosticaron porque el clínico nunca había solicitado la prueba y que, en el 19 por ciento restante de casos, aunque se había pedido, no se había utilizado una técnica microbiológica óptima para detectar la bacteria", precisa.
EL 20% DE CASOS SON JÓVENES NO HOSPITALIZADOS
Otra de las conclusiones del estudio demostró, de forma inesperada, que no sólo los pacientes mayores son víctima de esta bacteria, pues el 20 por ciento de los casos de 'clostridium difficile' se dio en jóvenes no hospitalizados, embarazadas o pacientes que habían acudido a un ambulatorio por un catarro, es decir, individuos que no habían adquirido la infección por 'clostridium difficile' en un hospital.
"Nuestro estudio ha demostrado que prácticamente la mitad de los episodios de 'clostridium difficile' no eran de pacientes hospitalizado, sino de pacientes que no estaban en el hospital", puntualiza el doctor Bouza, para quien la magnitud del fenómeno de las diarreas no hospitalarias "ha sido una sorpresa".
Ante estos datos, el doctor Bouza ha constatado que ni los médicos ni los microbiólogos de los hospitales españoles están lo suficientemente atentos a la posible existencia de la bacteria 'clostridium difficile' en un paciente.
Por ello, crearán el Grupo de Estudio de 'Clostridium Difficile' dentro de la Sociedad Española de Quimioterapia y la elaboración de un documento de opinión para mejorar la detección de esta bacteria en los hospitales españoles.
"Lo que vamos a preconizar es que la búsqueda de este patógeno se universalice a todas las muestras diarreicas que llegan a un servicio de Microbiología, lo pidan o no los clínicos, y que se utilicen las técnicas óptimas para detectarlo", concluye.
En un hospital español, un 5,6 por ciento de todas las muestras de heces que se reciben en un día son positivas de 'clostridium difficile', lo que significa que, de cada 1.000 ingresos hay 2,4 casos de esta bacteria.
La 'clostridium difficile' suele aparecer en el organismo tras el uso de un antibiótico de amplio espectro que reduce la flora intestinal normal, permitiendo que la bacteria prolifere, produciendo toxinas que inducen una reacción inflamatoria de la mucosa intestinal.
Cuando los síntomas se agravan, es necesario administrar antibióticos. Entre un 70 y un 80 por ciento de los pacientes con tratamiento logra superar la infección, pero entre un 15 y un 25 por ciento de los que tienen un primer episodio sufren recaída.
Su presencia provoca heces sanguinolentas, fiebres y calambres estomacales. En los casos más graves --que son entre un 2 y un 3% del total-- se requiere la extirpación parcial o total del colon para frenar la enfermedad. Esta enfermedad causa la muerte en un 9 por ciento de los pacientes.