MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las tasas de supervivencia de los pacientes de cáncer de próstata son altas gracias a la detección precoz que se lleva a cabo en las revisiones urológicas anuales, que permiten anticipar el diagnóstico y hacer, como consecuencia, que el tratamiento resulte más efectivo y tenga menos efectos secundarios.
El 90 por ciento de los casos de cáncer de próstata, cuya incidencia en España se sitúa en 30.000 nuevos casos anuales, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se diagnostican en las consultas.
La importancia de acudir a revisiones aumenta con la edad, ya que las probabilidades de sufrir este tipo de cáncer se incrementan a los 50 años. De hecho, casi dos de cada tres casos de cáncer de próstata se detectan en mayores de 65 años, por lo que "es importante concienciar a los varones en edad de riesgo", es decir, entre 45 y 65 años, según ha indicado el oncólogo radioterápico de GenesisCare, el doctor Gorka Nagore con motivo de la celebración, este sábado, del Día Mundial de la Salud Prostática.
Una revisión prostática es una revisión rutinaria. Se lleva a cabo un examen físico, una analítica y una ecografía. Si fuera necesario, se podría completar con otras pruebas.
El cáncer de próstata es el tumor más común entre los varones europeos y americanos, por encima del cáncer de pulmón, el colorrectal y el de vejiga. La American Cancer Society (Sociedad Americana de Cáncer) estima que uno de cada siete hombres será diagnosticado de cáncer de próstata en algún momento de su vida.
Algo que también incide directamente en la importancia de las revisiones es que igual que otros tipos de cánceres, no produce síntomas en sus fases iniciales. En fases más avanzadas de la enfermedad, se pueden presentar indicios, como urgencia miccional, pérdida involuntaria de la orina y dolor y escozor durante la micción.
Aunque la edad es el principal factor de riesgo de esta enfermedad, el historial familiar es otro agente de riesgo. Según revela la SEOM, entre el 5 y el 10 por ciento de los cánceres de próstata tienen un componente hereditario. En este sentido, los varones con un pariente de primer grado, es decir, padre o hermano, diagnosticado con este tipo de tumor tienen más posibilidades de padecer la enfermedad.
LA IMPORTANCIA DEL ESTILO DE VIDA
El estado de la salud prostática puede depender también de otros factores, como cuidar la alimentación. Estudios sugieren que un consumo elevado de grasas animales en la dieta puede influir en el desarrollo de la enfermedad. En general, las dietas ricas en carnes rojas, ácido omega 3, suplementos de cinc y pobres en vegetales, en particular en brócoli y la coliflor, se relacionan con el desarrollo de cáncer de próstata.
Por su parte, la ingesta de soja y productos derivados de la misma, el licopeno, un antioxidante rico en el tomate, y el consumo de más de 6 tazas de café al día podrían ser factores protectores frente a la patología.
También ha de aumentarse la actividad física y evitar hábitos poco saludables, como el tabaquismo o la inesta continuada de alcohol. No obstante, en el momento actual no existen recomendaciones sólidas y definitivas sobre el beneficio de los cambios en el estilo de vida y su impacto en la salud prostática debido a la ausencia de datos concluyentes.
No obstante, únicamente los inhibidores de la enzima 5-alfa-reductasa, finasteride y dutasteride, han demostrado una reducción de un tercio del riesgo del cáncer de próstata, a expensas de efectos secundarios, sobre todo en la esfera sexual y de la selección de tumores más agresivos en el caso de la aparición final del cáncer de próstata.
LA RADIOTERAPIA, UN TRATAMIENTO EFECTIVO Y PRECISO
Una opción terapéutica para el cáncer de próstata localizado es la radioterapia interna o braquiterapia, que ha demostrado resultados en un alto porcentaje en casos en estadios iniciales. "La media de superviviencia global y ausencia de metástasis oscila alrededor del 98 por ciento", según ha concluido el doctor Nagore en un estudio publicado en 'Radiotherapy & Oncology', de la Sociedad Europea de Oncología radioterápica.
"La principal ventaja de este sistema es su efectividad en un tiempo más reducido, de tan sólo un día, puesto que permite aplicar una dosis muy alta de radiación en una región limitada del organismo sin que resulte dañado el tejido sano circundante", como la vejiga, la uretra y el recto, ha explicado el experto.
Hay otro tratamiento radioterápico externo emergente, el 'SBRT'. Algunas de sus ventajas son gran precisión, capacidad de controlar el movimiento de la próstata durante todo el tratamiento y la reducción de la dosis de radiación que llega a los tejidos sanos. Además, destaca por su duración, ya que se realiza en cinco días, frente a las varias semanas que dura el realizado con la radioteraia externa convencional.
ATENCIÓN TAMBIÉN A OTRAS PATOLOGÍAS PROSTÁTICAS
La salud prostática no sólo se refiere a la prevención del cáncer. A partir de los 40 años, es muy frecuente que los hombres puedan padecer otras dolencias relacionadas con la misma, como la hiperplasia benigna de próstata (HBP).
"Los datos son claros, la HBP es la patología más frecuente del aparato genitourinario en el varón, que afecta a más de 50 por ciento de los hombres de 50 años y puede alcanzar una prevalencia del 88 por ciento a los 90 años", ha indicado el doctor del Hospital Ruber Internacional de Madrid, Luis San José.
También se recomienda a los hombres mayores de 50 años realizar una revisión de salud prostática anualmente para detectar la afección, incluso si no hay síntomas.
En la prevención de la aparición de HBP también influye el estilo de vida. En concreto, se se habla de la alimentación, se recomenda evitar los alimentos picantes y moderar o evitar la ingesta de bebidas con cafeína o alcohol, debido al efecto diurético e irritante que poseen a nivel vesical, lo que influye negativamente en la frecuencia y urgencia miccionales, así como en la nocturia.
Además, en el momento actual y como norma general, se acepta que para prevenir el desarrollo y la progresión de la HBP es fundamental un buen control del síndrome metabólico y de los factores de riesgo cardiovasculares asociados al mismo, tales como la obesidad viaceral, la intolerancia hidrocarbonatada, la dislipemia y la hipertensión, todos ellos involucrados en fenómenos de inflamación crónica y proliferación celular.