Describen un mecanismo para frenar la migración de las células del cáncer cerebral

Cerebro humano
Reuters
Actualizado: jueves, 3 mayo 2012 13:29

MADRID 3 May. (EUROPA PRESS) -

Un equipo de investigadores ha descubierto que una proteína, que transporta sodio, potasio y cloro, puede dar pistas sobre cómo el glioblastoma -el tipo más común y letal de cáncer cerebral- se desarrolla e invade el tejido cerebral cercano. Los resultados, publicados en 'PLoS Biology', también sugieren que un fármaco de bajo coste, ya existente en el mercado, podría frenar el crecimiento de las células del glioblastoma.

"El mayor reto en el cáncer de cerebro es controlar la migración de las células cancerosas", afirma el líder del estudio, Alfredo Quiñones-Hinojosa, profesor asociado de Neurocirugía y Oncología en la universidad Johns Hopkins, en EE.UU. El investigador añade que, "si logramos controlar estas células antes de que lleguen a otras partes del cerebro, podríamos hacer que los tumores malignos fueran más manejables, y mejorar, así, la esperanza y la calidad de vida de los enfermos. Este nuevo descubrimiento nos acerca a una cura".

El glioblastoma, que se diagnostica en, aproximadamente, 10.000 estadounidenses cada año, es tan agresivo que el promedio de vida después del diagnóstico es de tan sólo 15 meses. El cáncer se disemina al tejido cerebral sano de manera rápida, haciendo que las curas quirúrgicas sean prácticamente imposibles.

En la búsqueda de maneras de prevenir o limitar la propagación, los investigadores se centraron en una proteína llamada NKCC1, que se encuentra en las células tumorales humanas, y también en las células tumorales inyectadas en ratones. La proteína NKCC1 transporta sodio, potasio y cloro, y regula el volumen celular.

El equipo de Quiñones-Hinojosa observó que las células con más NKCC1 parecen moverse más, ya que la proteína facilita que las células tumorales se propulsen a través del tejido. Cuanta más cantidad de esta proteína se encuentra en la célula tumoral, más rápido se mueven las células del glioblastoma. Por el contrario, cuando NKCC1 se encontraba ausente, las células se adherían a las células circundantes. Esta mayor adherencia mantiene a las células ancladas en un mismo lugar, impidiendo el aumento de la migración.

En los experimentos, los investigadores bloquearon la proteína, frenando, así, la migración de las células tumorales. Menos movilidad, según afirma Quiñones-Hinojosa, significa menos invasión del tejido circundante.

Para bloquear el canal de la proteína, el equipo utilizó la bumetanida diurética, una píldora utilizada rutinariamente para reducir la hinchazón y la retención de líquidos. Añadido a cualquiera de las células tumorales en el laboratorio, o a las células tumorales humanas en ratones, el fármaco bloqueó el transportador de NKCC, y desaceleró el movimiento de las células. Con células menos invasivas, señala Quiñones, los tumores son más fáciles de extirpar quirúrgicamente.

Los investigadores también observaron que a menos cantidad de proteína presente en las células, menos agresivo es el tumor. Esto sugiere que NKCC1 no sólo contribuye a la invasividad de los tumores, sino que también sirve como un marcador potencial para el diagnóstico.