PAMPLONA, 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de cardiólogos de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN), en colaboración con el Área de Terapia Celular del mismo centro y con el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, realiza un ensayo clínico (fase II) en 50 pacientes para probar la eficacia del trasplante de células madre adultas, en este caso mioblastos, en el corazón de personas que hayan sufrido un infarto de miocardio.
Según informó la Clínica en una nota, la mayor novedad que aporta este trabajo respecto a otros ensayos de características similares es la implantación de las células madre mediante catéter y no a través de cirugía abierta, como se había hecho hasta ahora.
El estudio actual se sustenta en investigaciones anteriores efectuadas en animales de experimentación. Se trata de un trabajo aprobado por la Agencia Española del Medicamento, organismo oficial cuya certificación implica que la investigación cumple los requisitos legales, éticos y de seguridad para el enfermo.
Los pacientes que son y serán incluidos en este ensayo son aquellos que han sufrido infarto de miocardio y presentan disfunción ventricular. Antes de practicarles el trasplante de células madre se les realiza una serie de pruebas entre las que figuran ecocardiogramas, resonancias magnéticas, análisis, y valoración de arritmias espontáneas mediante Holter-ECG.
La técnica comienza con la extracción de las células, mioblastos, mediante una biopsia de tejido muscular de la pierna del propio paciente. El procedimiento se practica con anestesia local. Del fragmento de tejido obtenido, los investigadores aíslan las células madre adultas musculares. Estas unidades celulares deberán cultivarse durante un mes hasta conseguir el número suficiente de células para realizar el trasplante.
El cultivo de las células se practica en el laboratorio GMP (Good Manufacturing Practice) de la Clínica Universitaria de Navarra, y está basado en la utilización de suero del propio paciente, a diferencia de los cultivos realizados en otros estudios que usan suero de origen animal, con lo que se reduce el riesgo de reacciones adversas. "De este modo se evitan hipotéticas infecciones, alergias o reacciones inmunológicas, ya que no se introducen proteínas extrañas", describió el doctor Juan José Gavira, cardiólogo de la Clínica Universitaria de Navarra. El suero se obtiene mediante la realización de una plasmaféresis, técnica con la que se consigue el plasma en el que se cultivarán los mioblastos.
Transcurrido el mes necesario para el crecimiento de la población celular, las células obtenidas se inyectan en el corazón del paciente mediante cateterismo con un catéter especial de inyección. Las células se implantan en las regiones de músculo cardiaco infartadas y alrededor de éstas.
Uno de los requisitos que deben cumplir los pacientes incluidos en el ensayo clínico es que no precisen de ninguna otra terapia invasiva adyuvante de forma simultanea. De este modo, apunta el especialista, "los resultados que se obtienen son mucho más puros, ya que en ellos no interfiere ningún otro tratamiento". Obtenidas las células madre adultas, se analiza una muestra en el Laboratorio de Microbiología para descartar la existencia de infecciones y certificar su perfecto estado.
EL IMPLANTE DE CELULAS MADRE
Para implantar los mioblastos es necesario hacer una reproducción anatómica del ventrículo izquierdo, que es la zona que se va a tratar, expuso la Clínica. La reproducción virtual se realiza mediante un sistema de navegación denominado cartografía electroanatómica no fluoroscópica.
Esta técnica consigue reconstruir de forma tridimensional el ventrículo izquierdo, localización en la que se analizan después las zonas de bajo voltaje. "Son aquellas zonas que aparecen sin actividad eléctrica y que anatómicamente corresponden al infarto de miocardio. En ese molde del ventrículo, que obtenemos gracias al sistema de navegación, identificamos la zona afectada por el infarto", expuso el doctor Ignacio García Bolao, especialista del departamento de Cardiología de la Clínica Universitaria.
Es en ese lugar donde deben inyectarse las células madre. El procedimiento se realiza mediante un catéter que consta de una aguja muy fina retráctil en el extremo que se introduce. El cateterismo se practica, como es común, a través de la arteria femoral hasta alcanzar el lugar exacto del corazón donde se debe intervenir. Una vez allí, se efectúan entre 15 y 20 inyecciones de mioblastos. El procedimiento se realiza mediante anestesia local, con el paciente despierto, y dura entre dos y tres horas. Hasta el momento se han incluido en el ensayo 14 pacientes, en los que la intervención se ha practicado de "forma satisfactoria", añadió el centro.
La técnica forma parte de un ensayo de investigación en fase lI cuyo objetivo es demostrar si este nuevo tratamiento es eficaz y consigue mejorar la función cardiaca en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio.