MADRID, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han reformulado el conocido papel protector del cáncer que a escala celular ejerce la proteína p 53. Si hasta ahora se pensaba que la función clave de dicha proteína era detectarlos errores que se producen en la replicación del ADN, la nueva tesis sostiene que la función clave de la proteína es detectar los oncogenes, lo que confirma el potencial de las nuevas estrategias farmacológicas contra el cáncer basadas en aprovechar esta utilidad.
El estudio, dirigido por el Grupo de Supresión Tumoral que dirige Manuel Serrano en el CNIO, ha sido publicado en el último número de la revista 'Nature' y llega a la misma conclusión que otro incluido en la misma publicación que ha sido realizado por científicos de la Universidad de California, utilizando estrategias experimentales diferentes con ratones modificados genéticamente.
"La quimioterapia actual explota la mayor sensibilidad de las células cancerosas al daño en el ADN. Sin embargo, se sospechaba, y nuestros resultados lo corroboran, que este tipo de quimioterapia funciona con independencia de que el tumor mantenga o haya perdido el gen p53. Hay nuevos fármacos en desarrollo con un claro potencial terapéutico cuya misión es la de activar el gen p53 de la misma manera que lo hacen los oncogenes. De esta forma, esperamos obtener beneficios terapéuticos para aquellos tumores que conservan la p53. Y precisamente en ello trabajamos ahora", destacó Alejo Efeyan, investigador del equipo de Manuel Serrano y primer firmante del trabajo publicado.
POLICÍA DE ONCOGENES
Una buena parte de los tumores surgen y se convierten en malignos únicamente si la p53 ha sido previamente inactivada por algún accidente molecular o mutación, por lo que se asegura que esta proteína es la que actúa mejor y como más potente defensa anti-cancerosa de las células.
Su propiedad más conocida es la de detectar diversas alteraciones que pueden ocurrir en el ADN de los cromosomas de las células durante la replicación celular, tales como las roturas en las cadenas del ácido nucleico, o las modificaciones químicas aberrantes. Su respuesta es impedir la multiplicación celular para evitar así la propagación de las células defectuosas, por lo que desde hace tiempo se conoce a este gen como el 'guardián del genoma'.
Hace ocho años, el grupo de Manuel Serrano publicó en 'Nature' que el gen p53 se activa no sólo por la existencia de lesiones en el ADN, sino también por la presencia de oncogenes. Estos surgen precisamente por la existencia de daños en el ADN que se producen en el proceso de replicación celular; son unas versiones alteradas de ciertos genes que han adquirido la propiedad de inducir la multiplicación incontrolada de las células. De este modo la p53, además de ser el 'guardián del genoma', es también el 'policía de los oncogenes'.
"En cualquier proceso tumoral siempre coexisten los daños en el ADN y la activación de oncogenes", explica Manuel Serrano, "de modo que se activan las dos funciones del gen p53, la de guardián del genoma y la de policía de oncogenes, y esto nos enfrentaba con la pregunta de cuál de los dos era más importante, o si lo eran ambos por igual".