MADRID 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
Cerca de 110.000 bebés nacen cada año en el mundo con el Síndrome de Rubéola Congénita (CRS, por sus siglas en inglés), lo que supone la aparición de defectos visuales y auditivos, entre otros problemas. Con el fin de evitar este fenómeno, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda la importancia que cobra la vacuna contra la rubéola a la hora de reducir drásticamente su aparición.
La rubéola, infección vírica que aparece por lo general en niños y adultos jóvenes, apenas aparece durante la infancia, sin embargo, si afecta a mujeres embarazadas puede causar la muerte del feto o el CRS. Hasta la fecha no existe tratamiento y la vacuna es la única manera de prevenir su aparición.
Este virus es trasmitido de una persona infectada a otra si estornuda o tose. Cabe destacar que los seres humanos son los únicos que lo pueden contraer. En la infancia, la enfermedad apenas se deja notar, pues sus síntomas pasan por fiebre por debajo de los 39 grados, nauseas o conjuntivitis.
Aparece además, en el 50 y 80 por ciento los casos, sarpullidos que comienzan en la cara y cuello y que se extienden por todo el cuerpo. Concretamente, la característica más destacada de esta enfermedad es la inflamación de los ganglios linfáticos detrás de las orejas y el cuello.
Por su parte, en adultos, el virus se manifiesta especialmente a través de artritis. Los síntomas aparecen dos y tres semanas después de que la persona resulte infectada.
En el caso de que una mujer sea infectada con el virus al principio del embarazo cuenta con un 90 por ciento de posibilidades de que virus pase al feto. Un hecho que puede derivar en el aborto, en que el niño nazca muerto o en que el bebé padezca el síndrome de rubéola congénita. Los niños pueden, a su vez, excretar el virus durante un año o más.
En concreto, los niños con el síndrome de la rubéola congénita pueden padecer problemas auditivos y/o visuales, cardiacos así como autismo, diabetes y problemas de tiroides.
FOMENTAR SU VACUNA
No obstante, los esfuerzos realizados, durante la última década, con el objetivo de impulsar la vacuna por todo el mundo han eliminado prácticamente el virus y este síndrome en muchos países desarrollados y en vías de desarrollo.
De esta manera, la Organización Panamericana de la Salud no registra casos de rubéola desde 2009. Por el contrario, regiones africanas y del sudeste asiático cuentan con los mayores índices del CRS, ya que la cobertura vacunal es la más baja del mundo.
Así, la vacuna contra la rubéola, utilizada durante 40 años, consiste en la administración de una cepa viva atenuada. Una única dosis supone ya más del 95 por ciento de posibilidades de estar inmunizado a largo plazo.
Estas vacunas están disponibles en formulación monovalente o en combinación con otras vacunas como la del sarampión; sarampión y paperas o sarampion, paperas y varicela. Por lo general, sus efectos secundarios pasan por fiebre moderada, sarpullidos y dolores musculares.
De esta manera, La OMS recomienda que todos los países que no hayan introducido la vacuna de la rubéola lo hagan pero siguiendo los programas de inmunición ya establecidos.
El pasado mes de abril, la iniciativa Sarampión y Rubéola lanzó el Plan Estratégico Mundial contra el Sarampión y la Rubeola 2012-2020, que incluye nuevos objetivos a conseguir a finales de 2015 y 2020. Así, para el final de 2015, han establecido reducir las muertes por sarampion por lo menos un 95 por ciento con respecto a los niveles del año 2000 y, para finales de 2020, eliminar el sarampión y la rubéola en, al menos, 5 regiones de la OMS.