Centro de Investigación Príncipe Felipe usa la última tecnología en análisis de genes para diseñar fármacos más eficaces

CIPF
GVA
Actualizado: martes, 20 julio 2010 14:36

VALENCIA 20 Jul. (EUROPA PRESS) -

Científicos del Departamento de Bioinformática y Genómica del Centro de Investigación Príncipe Felipe han publicado un artículo en la revista 'Nucleic Acids Research' (NAR) sobre la eficacia de Babelomics, una de las herramientas bioinformáticas diseñadas por este equipo de investigadores del CIPF, según ha informado este martes la Generalitat.

La revista ha presentado esta participación entre sus artículos especiales, categoría que sólo alcanza el 5% de los mejores artículos de la revista, a través de una selección basada en criterios de originalidad, relevancia y excelencia científica.

Babelomics es un paquete completo de herramientas bioinformáticas avanzadas, capaz de estudiar la actividad de todos los genes del genoma medidos con la técnica de microarrays o con secuenciación de nueva generación; y de deducir las implicaciones funcionales del experimento.

Al respecto, el investigador principal del Departamento de Bioinformática y Genómica del CIPF, Joaquín Dopazo, "Babelomics es una aplicación muy completa, que analiza si hay actividad en los genes, hace experimentos de genotipado, examina si hay mutaciones, y además genera una interpretación de la función de los genes".

La investigación sobre genes en biomedicina da lugar a un enorme volumen de datos con el que sólo se puede operar por medio de herramientas bioinformáticas capacitadas para procesar y analizar una gran cantidad de información. El conocimiento científico generado abre las puertas a nuevos paradigmas y métodos para avanzar en el estudio de enfermedades, su diagnóstico y su potencial tratamiento.

INDICADORES DE IMPACTO

Las estadísticas de uso de Babelomics confirman que el programa se utiliza en más de 1000 experimentos diarios de laboratorios y centros de investigación de todo el mundo. Según el artículo en la revista NAR, la herramienta ha contado con más de 65.000 usuarios anónimos, y 4.521 usuarios registrados que han empleado la herramienta desde su lanzamiento.

El mapa de uso de la herramienta presenta una proyección internacional que se expande por todo el mundo. El investigador Joaquín Dopazo apunta que "Europa, sureste asiático y EEUU están conectados casi permanentemente, aunque también hay usos importantes en Australia y en el resto del mundo".

Otro de los factores que indican la utilidad de la herramienta es la cifra de alrededor de 2000 citas recogidas en trabajos científicos, un número elevado que alude a la cantidad de veces que investigadores de otros centros han usado está aplicación para el análisis de datos de sus investigaciones.

En opinión de Dopazo, el programa Babelomics "es una respuesta a la creciente necesidad de integrar y analizar diferentes tipos de datos genómicos con la ayuda de una aplicación que incluye un surtido de métodos de análisis de expresión de genes, y permite una sencilla interpretación funcional de los resultados".

FUTUROS TRATAMIENTOS

Una de las aplicaciones de la genómica funcional se dirige a la caracterización de las bases genéticas y los mecanismos moleculares de las enfermedades, para identificar así dianas terapéuticas frente a las cuales desarrollar nuevos fármacos. El objetivo es la identificación de genes similares implicados en esas enfermedades frente a los que se pueda actuar. Para ello, la técnica de los microarrays sirve para examinar la actividad de todos los genes, y comprobar si están funcionando. Por otra parte, el genotipado busca marcadores de enfermedad y de diagnóstico, con el fin de localizar los genes potencialmente dañados.

Así, la investigación en genómica permite de esta forma mejorar nuestros sistemas de clasificación de enfermedades. "El objetivo principal es conseguir diagnósticos más precisos, mejores indicadores para la evaluación de fármacos y tratamientos farmacológicos más específicos, todo ello con la aplicación de procedimientos basados en altas tecnologías", apunta el investigador Joaquín Dopazo.