MADRID 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estudio internacional en el que han participado los españoles Felipe Cava, desde la Escuela de Medicina de Harvard y Miguel Ángel de Pedro del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO) ha identificado un nuevo sistema de regulación que permite a las bacterias adaptarse a los cambios que se producen en su medio. La investigación, que se publica en la revista 'Science', podría abrir la vía al desarrollo de nuevos agentes antibacterianos.
Aunque existen dos formas distintas de aminoácidos en la naturaleza, los D-aminoácidos y los L-aminoácidos, la vida sobre la Tierra parece utilizar sólo esta última. Los investigadores, dirigidos por Matthew Waldor desde la Escuela de Medicina de Harvard en Boston (Estados Unidos), informan ahora que algunas bacterias producen determinados D-aminoácidos junto con los L-aminoácidos comunes para regular la construcción de sus paredes celulares.
Los autores observaron que, en una situación de carencia nutricional, la bacteria 'Vibrio choleare', la causante del cólera en los humanos, induce una vía hasta ahora desconocida que propicia la producción de D-aminoácidos, entre ellos de D-Metionina. En concreto, los investigadores observaron que las bacterias producen D-aminoácidos para facilitar la producción de peptidoglicano, un polímero que es el principal componente de las paredes celulares bacterianas.
Estos raros D-aminoácidos ayudan a determinar la composición, cantidad y fuerza exactas de los peptidoglicanos en su construcción de las paredes celulares y podrían ser una herramienta común empleada por las bacterias para ayudarlas a adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes.
El proceso no se limita a la 'V. choleare' sino que los investigadores también comprobaron que se producía en la bacteria 'Bacillus subtilis'. Según explica De Pedro, investigador del CBMSO (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma), "un aspecto particularmente interesante es que este fenómeno no es exclusivo de una especie o un género de bacterias, sino que parece estar ampliamente difundido".
Además, las bacterias podrían también utilizar el mecanismo para detectar la presencia de otras especies y responder ante ello. El sistema no sólo provoca cambios en la bacteria que lo activa, sino también en el resto de bacterias presentes, que articulan respuestas similares al detectar la producción de D-aminoácidos por parte de sus compañeras.
Según añade De Pedro, "un sistema con estas propiedades permite que toda una población de bacterias sincronice su respuesta ante un cambio en su medio desde el momento en que algunas de las bacterias que lo componen lo identifican y reaccionan ante una situación cambiante. El sistema es, por tanto, una especie de señal de alarma para el resto de compañeras".
El investigador concluye que un sistema de estas características "puede ser una nueva vía tanto para el desarrollo de nuevos agentes antibacterianos como para la explotación biotecnológica de algunas especies".