MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
El aumento de las resistencias cambiará el patrón de la prescripción de antibióticos en España en el tratamiento de las infecciones de las vías respiratorias lo que exigirá, por un lado, el desarrollo de nuevos fármacos y, por otro lado, un mayor esfuerzo de los profesionales tanto para prescribir el antibiótico correcto conociendo la situación epidemiológica y la resistencia bacteriana como una labor de educación hacia los pacientes para concienciarlos de la importancia del cumplimiento terapéutico. Esta es una de las principales conclusiones que se desprende del macroestudio prospectivo Delphi (2005-2010) sobre el futuro en España de la antibióticoterapia en las infecciones respiratorias.
El 'Libro Blanco' sobre el futuro de la antibioticoterapia en España, desarrollado por el Gabinete de Estudios Sociológicos Bernard Krief bajo el auspicio de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la compañía japonesa Tedec-Meiji, fue presentado hoy en Madrid por el sociólogo Bernardo Rabassa, el doctor José Luis Viejo, coordinador nacional del estudio y por el nuevo presidente de la SEPAR, Julio Ancochea.
Según comentó Rabassa, el estudio se realizó en tres fases, una primera etapa con entrevistas y encuestas a especialistas, un segundo estudio de 'feedback' para ampliar la muestra y el estudio prospectivo propiamente que se realizó con la colaboración de un comité científico asesor. Los principales objetivos, según señaló, eran obtener información que sirva a las autoridades para definir políticas sanitarias, a los especialistas en su práctica diaria y a la vez que contribuya a sensibilizar a la sociedad sobre el uso racional de los antibióticos.
El doctor Viejo señaló que pese a que el consumo de antibióticos ha disminuido en España (de 24,4 dosis definidas diarias cada 1.000 habitantes en 1997 a 18,1 dosis en 2993), aún existe un consumo excesivo de antibióticos que en muchos casos incrementa la resistencia de las bacterias que se intentan combatir. De, hecho, según señaló, pese a que España pasó de ocupar el segundo al séptimo puesto europeo como país consumidor de antibióticos, actualmente se venden 45 millones de unidades al año, lo que representa un gasto de 1.000 millones de euros, de los cuales 500 millones se venden por receta médica y otro 500 millones suponen gastos hospitalarios y automedicación.
Esta disminución del consumo de antibióticos puede explicarse también, según surge del estudio, por el fracaso de la terapia farmacológica que -según señaló Viejo- obedece a tres causas principales: el abandono del tratamiento por parte del paciente, un aumento de las resistencias bacterianas o un incorrecto seguimiento de las pautas de prescripción del médico.
Asimismo, este especialista señaló que los pacientes abandonan la terapia por "las dificultades para cumplir con las dosis prescriptas, que muchas veces suponen tomar tres o cuatro dosis diarias; porque tienen la sensación de estar curados y abandonan el medicamento antes de tiempo y por la prescripción de tratamiento muy prolongados".
Teniendo en cuenta estos resultados, tanto Viejo como el presidente de la SEPAR señalaron que, a la hora de prescribir un antibiótico, el médico debe tener especialmente en cuenta el patrón local de resistencias -que varía por países y regiones-, la actividad, la eficacia y el perfil de seguridad de los antibióticos disponibles, además de recetar tratamientos de corta duración". En ese sentido -consideró el coordinador del estudio- la nueva Ley del Medicamento acierta al autorizar sólo la prescripción médica para asegurar "una correcta prescripción, evitar la automedicación y favorecer el cumplimiento terapéutico".
Otra conclusión que se deriva del estudio es "la necesidad de desarrollar una adecuada labor de educación sanitaria sobre el uso correcto y racional de los antibióticos" para que los pacientes completen los tratamientos y sólo los usen en los casos que sean necesarios. Los especialistas también señalaron que en los próximos años se observará un aumento de las infecciones respiratorias por el aumento de la población anciana, de personas con inmunodepresión y de pacientes que padecen otras patologías crónicas.
Como contrapartida, también se prevé el desarrollo de antibióticos más resistentes y de técnicas diagnósticas más precisas que permitan un mejor abordaje de las patologías respiratorias infecciosas que afectan al 3% de la población de países desarrollados y que, en un 80% de los casos, son tratados con antibióticos.