Rosique señala que hay que diferenciar el sufrimiento "normal" por la pérdida de un ser querido y la depresión
MURCIA, 2 Ene. (EUROPA PRESS) -
El portavoz del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia, Eladio Rosique, ha señalado que la Navidad tiene como característica fundamental que es una fiesta que se pasa en familia, por lo que los problemas que más acuden a la consulta del psicólogo en esta época son los problemas que atañen a la pérdida de miembros del núcleo familiar, por muerte o separación.
Y es que, en estas fechas, se echa más de menos a los seres queridos que han desaparecido, mientras que los dramas de las rupturas de pareja y las separaciones "se hacen todavía más patentes". "Es la época de pensar qué gente quieres tener alrededor tuyo, con quien te apetece comer o cenar, y la gente que echas de menos es lo más llamativo", afirma este psicólogo clínico.
Por ejemplo, ha explicado que las consultas de psicólogos atienden actualmente un tipo de problema que se denomina técnicamente 'reacciones de aniversario', y que consisten en reacciones de depresión que presentan aquellos pacientes que han perdido algún ser querido y lo echan de menos más todavía en fechas llamativas, como en Nochebuena, Nochevieja o los cumpleaños.
Rosique puntualiza que el hecho de sufrir porque se ha perdido a alguien "no siempre es una depresión". Por ello, insta a distinguir entre el sufrimiento "normal" por la pérdida de un ser querido y la depresión, que se produce cuando, a pesar del tiempo, no se puede superar esa tristeza.
Para evaluar que no se ha podido superar esa tristeza y que el paciente está deprimido, los psicólogos emplean un criterio temporal que oscila entre seis meses o un año. De todas formas, no existe un límite fijo para todas las personas, sino que se trata de un periodo flexible en función de la relación que se tenga con la persona desaparecida.
"No es lo mismo perder a un hijo que perder a un hermano", asegura Rosique, quien subraya que el hecho de perder a un hijo es "más doloroso y los duelos son más largos, por lo que los criterios temporales para evaluar la depresión se alargan más".
En este sentido, matiza que lo que más trabajo cuesta superar es la pérdida de alguien que pensamos que no debería de haber fallecido, como niños o personas que mueren en accidentes. En cambio, el fallecimiento de una persona de 90 años es más fácil de asumir como normal, porque se entiende que ha cerrado su ciclo, y puede estar superada "en seis meses o antes".
TIPO DE DUELO
Además de los criterios de duración del duelo, los psicólogos también emplean un criterio sobre el tipo de duelo. Por ejemplo, explica que hay personas que notan "una capacidad absoluta de no poder trabajar y no poder normalizar sus vidas". En estos casos en los que el duelo es "demasiado intenso" es cuando se habla de un duelo "complicado o patológico" que precisan "ayuda terapéutica", añade.
Incluso, los psicólogos tienen en cuenta la rareza del duelo. Por ejemplo, Rosique explica que los niños no manifiestan a veces las pérdidas de seres queridos con tristeza, sino que se expresan "con irritabilidad o agresividad". En estos casos se habla de duelos "con trastorno o alteración del comportamiento".
Este psicólogo clínico remarca que hay otra forma de afrontar la pérdida de un ser querido que también es "negativa", y consiste en la negación del duelo, es decir, comportarse como si no se hubiera perdido al ser querido, y no presentar dolor".
Esta negación del duelo también es un proceso patológico que puede recibir tratamiento psicológico. "Normalmente uno se siente raro de no sentir nada después de haber perdido a alguien a quien sabes que quieres mucho", afirma Rosique.
Así, matiza que este tipo de reacción contraria o de "defensa" se da cuando una persona se siente incapaz de enfrentarse al dolor tan grande que supone una pérdida. "Es como si tu cerebro te dijera que no estás preparado para digerir el duelo, por lo que es mejor negar que existe el problema", subraya.
En este sentido, explica que los duelos tienen normalmente un proceso, y cuentan con su momento de dolor, de rabia y de asumir la pérdida. "En teoría, el duelo te tiene que permitir con el paso del tiempo normalizar la vida y el estado de ánimo del afectado, aunque siempre eches de menos al ser querido", puntualiza.
"Un duelo no significa vivir como si la persona no hubiera existido, sino vivir queriendo de otra manera a esa persona", explica este psicólogo clínico.