MADRID, 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
Solo el 16 por ciento de las medianas y grandes empresas españolas cuenta con políticas de gestión del cáncer, y solo el 20 por ciento ofrece programas específicos de prevención, según se recoge en el estudio 'El cáncer y la empresa: apuntes prácticos para recursos humanos', elaborado por Cigna y MD Anderson Center Madrid, cuyo objetivo es promover la definición de políticas para la gestión, normalización y prevención de esta dolencia en las empresas.
Así, tal y como se recoge en el informe, el 93 por ciento de los directivos de recursos humanos ha vivido diagnósticos de esta patología entre sus empleados. De estos, el 84 por ciento afirma que cuidó el trato hacia el afectado, y el 73 por ciento considera que su empresa sí está preparada y capacitada para gestionar de forma adaptada y flexible casos con cáncer. Sin embargo, únicamente el 42 por ciento proporciona a los empleados información sobre el cáncer, esto es, correos electrónicos informativos, folletos y acciones especiales, entre otras iniciativas.
Por ello, una vez analizada la información, el informe centra sus propuestas en cuatro etapas diferenciadas: pre-diagnóstico, diagnóstico, tratamiento oncológico y, por último, la reincorporación, todas ellas vehiculadas por facultades como la empatía, la inclusión, la confianza y la responsabilidad.
En primer lugar, en la etapa del pre-diagnóstico, según ha afirmado la directora médica de Cigna, Isabel López, "es muy importante impulsar iniciativas de sensibilización y su impacto en la vida de las personas afectadas para fomentar la empatía, además de la definición de un protocolo de actuación".
Una vez que se produce el diagnóstico del empleado con cáncer, López ha destacado ocho aspectos clave que conviene trabajar desde la empresa. Así, el apoyo psico-oncológico, la normalización de emociones negativas, el fomento de un papel activo en la gestión de la enfermedad, la inclusión plena y el refuerzo de los vínculos sociales, pasando por la implicación de altos cargos de la compañía, ayudarán al empleado a gestionar el impacto emocional después de conocer su diagnóstico.
Por otro lado, durante la etapa de tratamiento del trabajador, las empresas "deberían promover la flexibilidad horaria, permitir la conciliación trabajo-familia-tratamiento, establecer una reasignación de tareas y respetar los periodos de descanso y área privada para reposar o tomar medicamentos", ha manifestado la directora médica de Cigna.
En este aspecto, López también ha destacado la importancia de implementar un sistema de bajas y ausencias "más allá de lo estándar", el fomento de la adherencia terapéutica y autocuidado y, para trabajar la empatía, escuchar de forma activa y apoyar al paciente de forma continuada.
REINSERCIÓN LABORAL
Asimismo, según el estudio, solo el 15 por ciento de las empresas realizó algún plan de reinserción laboral para los empleados que padecieron cáncer, aunque el 80 por ciento afirmó haber apostado por la flexibilidad y trabajó por que el empleado estuviese cómodo.
Para paliar esta falta, este estudio propone facilitar la incorporación del empleado de forma progresiva, además de tratar de prevenir el estrés implantando una política de descansos y proporcionando tareas adaptadas a las capacidades físicas y mentales del trabajador. También se recomienda instaurar un sistema de seguimiento que permita comprobar si el empleado está satisfecho con su evolución y su vuelta al trabajo.
En este sentido, la psicooncóloga de MD Anderson, Marta de la Fuente, ha expresado que "los pacientes y expacientes oncológicos tienen circunstancias especiales derivadas de su vivencia que deben ser tenidas en cuenta de manera multidimensional para favorecer su correcta incorporación a la vida laboral".
Así, la experta ha destacado las principales limitaciones en pacientes en tratamiento activo, tales como los síntomas relacionados con el tumor, los efectos adversos derivados del tratamiento, la necesidad de ingresos y la secuelas de otros tratamientos (como cirugía, radioterapia y terapias dirigidas).
Por otro lado, en cuanto a la incorporación de pacientes a su puesto de trabajo, De la Fuente ha destacado que la empresa debe tener en cuenta algunas secuelas de los tratamientos en su empleado, como necesidades nutricionales especiales y horarios adaptados, la neuropatía periférica y algunas consecuencias físicas limitantes, sobre todo para los trabajos de cara al público. El estrés emocional, presente en la mayoría de los pacientes, según ha comentado la experta, puede llevar a la "desconexión".
Así, la psicooncóloga también ha informado sobre el deterioro cognitivo asociado al cáncer. En este sentido, la dolencia afecta a la rapidez mental, la concentración, la memoria, la comprensión lectora y el sueño, por lo que ha incidido en la importancia de implementar las medidas concretadas en el estudio.
Por último, ambas expertas han puesto en valor "el papel de las empresas como promotores de vida saludable, ya que está demostrado que al menos un tercio de los casos de cáncer se pueden prevenir". Por ello, según han señalado, las empresas deben cuidar la nutrición y el descanso de sus empleados, así como fomentar el ejercicio físico, proporcionar herramientas para el manejo del estrés, implementar programas de deshabituación tabáquica y la realización de pruebas de detección precoz, chequeos médicos y vacunas.