Niños y el peligro de las nuevas tecnologías

Nino nuevas tecnologías
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Actualizado: lunes, 24 abril 2017 5:49

MADRID, 24 Abr. (EDIZIONES) -

Desde hace unos años se asiste a una gran preocupación y a un afán por estimular a los niños. Se promueven actividades desde que son bebés para las que sus cerebros ni siquiera están preparados. Se somete a los niños y a los adolescentes a agendas de ejecutivo, teniendo que cumplir a lo largo de la semana con una agenda de actividades permanentemente estructuradas y planificadas que ni ellos han elegido. Para colmo, se abusa del uso de las pantallas y se les tiene permanentemente haciendo cosas para aprender más, para que no se aburran o simplemente para mantenerlos ocupados porque pasan mucho tiempo solos.

"Estas situaciones les dejan desprotegidos sin que haya espacio en sus vidas para la calma o para el descubrimiento del mundo por sí mismos. Cada vez recibo en mi consulta más familias estresadas y niños desmotivados en los que se veía que lo que les pasaba era ese ímpetu de los padres por que sus hijos sean más inteligentes. Se les somete a un exceso de estimulación con multitud de actividades. Se están obsesionando en crear 'superniños', cuando en realidad los niños no lo necesitan. Muchos menores de hoy están 'heridos', 'sobreestimulados'", alerta la psicóloga Alicia Banderas en una entrevista con Infosalus.

Especializada en educación y psicología infantil, la experta ha querido analizar esta situación en 'Niños sobreestimulados. Cómo educarlos con calma y protegerlos de los peligros que esconden las tecnologías' (Libros Cúpula). "El cerebro de un niño no es una esponja. No lo puede absorber todo. Tiene su propio límite. Generamos niños con alergia a la paciencia, a la soledad y al aburrimiento", denuncia la especialista.

Es más, alerta de que la ausencia de estimulación en un niño puede ocasionar daños en el desarrollo de su cerebro y en su aprendizaje. No obstante, avisa de que ese afán "desmesurado" de los padres por sobreestimular a los hijos para que sean mejores o más inteligentes, junto con la presión para que adquieran mayores destrezas, habilidades y capacidades, lejos de perseguir ese objetivo, puede mermar su salud. A su juicio, además, las nuevas tecnologías no han hecho más que agravar el problema.

"Las esponjas se desbordan. Por eso hay niños agobiados, estresados y desmotivados. Cuando no hay una actividad guiada parece que es una pérdida de tiempo, que no hagan nada productivo es una pérdida de tiempo pero los niños desde pequeños necesitan el juego libre, el aprendizaje se aprende desde dentro", sostiene Banderas.

A partir de su experiencia laboral en consulta, la especialista destaca cómo las redes sociales han favorecido la envidia, los celos, y el odio, que se manifiestan por ejemplo cuando una persona actualiza su estado, comparten fotos personales, por ejemplo. De hecho, lamenta que muchos niños vivan 'esclavizados' a sus móviles o pantallas, estén constantemente conectados.

"Asistimos a una nueva dualidad social, los niños se encuentran a través de las redes sociales conectados pero están solos, permanecen en la época de millones de amigos en habitaciones vacías. Viven sus vidas con tal intensidad emotiva y carga emocional a través de la red que no saben gestionar muchas veces sus emociones", aclara la psicóloga infantil.

¿CÓMO ESTIMULAR SIN DAÑAR?

"Hay que educarles con paciencia, a fuego lento, respetando su ritmo. Los niños hasta los dos años necesitan de un cuidador que les quiera y les respete, que les estimule, pero respetando su interacción. Mirarles a la cara, hacerles cosquillas, ponerles música, ver qué necesitan. Hacer muecas, dar espacio, abrazar. Cierta estimulación con juguetes. Que exploren con las manos. No es lo mismo aprender con un juguete que deslizando el dedo por el móvil", añade.

De hecho, resalta que hay que estimular a los niños de forma natural, en el parque, en los columpios, con la naturaleza, con la arena del parque, el agua, un palo, a través de los olores. "Aprenden por las sensaciones", apostilla. Según defiende, en torno al año de vida deben jugar con cuentos de tela, más tarde con los de tapa dura, que sean visuales y con distintas texturas, y la música también es conveniente.

"Todo lo que pueda manipular y coger, así como explorar con sus manos. En torno a los dos años puedes crear su zona de juegos para no tener esparcidos los juguetes por toda la casa, así aprenderá a guardar y recoger sus juegos. Las pinturas, plastilina, llenar y vaciar recipientes con agua, la arena, juegos de construcción y cuentos con historias sencillas harán parte de las delicias de su vida y su aprendizaje. Unido al amor, al cariño y al respeto", agrega.

La autora recuerda que la Academia Americana de Pediatría recomienda que los menores de tres años apenas vean la televisión, nada o casi nada. "El uso abusivo de las pantallas afecta al desarrollo psicomotor, emocional y social de los niños. Utilizan menos su cuerpo, se mueven menos, lo que favorece el sedentarismo y dificulta el juego libre en espacios abiertos y naturales que tan importantes son para la salud y el bienestar. Se relacionan menos y, por tanto, hablan menos, lo que les puede afectar al lenguaje", subraya. Eso sí, destaca que uno de los ejemplos que se pueden permitir a los más pequeños son los videochats, a través de los cuales se relacionan o comunican un rato con familiares a los que no ven habitualmente.

A partir de los dos años, y hasta los cinco, más de dos horas de pantalla puede ser contraproducente. "Si se opta por dejar que los niños utilicen estos dispositivos, aunque recalco que no haría falta, sería con la recomendación de no superar una hora de contenidos de alta calidad, y siempre acompañados y supervisados por sus padres", agrega.

Cumplidos ya los seis años aconseja buscar un equilibrio entre los juegos tradicionales, sus actividades diarias, y los dispositivos digitales. "Limitar el tiempo que permanecen frente a estos aparatos, combinándolo con el movimiento y el ejercicio físico y con momentos para relacionarse y comunicarse con sus iguales y adultos es una manera muy adecuada de actuar", incide la experta.

Además, Banderas dice que hay que orientarlos sin obligarlos. "Los niños se apuntan a muchas actividades y no quieren. No eligen lo que quieren y tiene que ser una decisión suya. No que lleven la voz cantante, pero sí preguntarles cosas, sin obligar que les motive una actividad. Tengo quejas de Primaria y de adolescentes de que no tienen tiempo libre con deberes y extraescolares y también los padres se agobian por eso. Es importante que el niño tenga tiempo libre para jugar, para desarrollar su propia imaginación, para leer", indica la psicóloga.

EL PELIGRO DE LAS PANTALLAS

No obstante, la especialista llama la atención sobre el hecho de que muchos menores pasen más tiempo con las pantallas sin moverse y jugando en línea a los videojuegos que no en la calle con la pelota. "Hay que poner una limitación a las horas que el niño pasa frente a la pantalla. Tiene que estar pactado con los padres. Y también si han cumplido una obligación antes, como que han hecho los deberes. No se debería exceder más de dos horas diarias de la pantalla al día", agrega.

Según ha comprobado, el uso continuado de las pantallas en los menores dificulta, por ejemplo, que un niño lea un texto en profundidad y lo entienda a la primera. "Se está comprobando que los niños tienen problemas para leer un libro íntegro. Se cansan antes.
La característica más importante de los nativos digitales es la multitarea, estar con el smartphone, con el ordenador abierto, con un libro abierto, con la televisión de fondo. Es una capacidad positiva si haces buen uso de ella, pero no para la capacidad de concentración y los niños no acaban sus tareas y no son capaces de acabar las cosas", agrega.