La estimulación cerebral reduce las ganas de cometer una agresión

Estimulación cerebral
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Publicado: martes, 3 julio 2018 8:11

   MADRID, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -

   Estimular la corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable de controlar ideas y comportamientos complejos, puede reducir la intención de una persona de cometer actos violentos en más del 50 por ciento, según una investigación de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU, por sus siglas en inglés), en Singapur, y la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, publicada en 'Journal of Neuroscience'.

   Incluso, el uso de una técnica mínimamente invasiva, llamada estimulación transcraneal de corriente directa, aumentó la percepción de que los actos de agresión física y sexual eran moralmente incorrectos.

   "La capacidad de manipular aspectos complejos y fundamentales de la cognición y el comportamiento desde fuera del cuerpo tiene tremendas implicaciones sociales, éticas y posiblemente legales algún día", dice el autor principal de la investigación, Roy Hamilton, profesor asociado de Neurología en la Escuela de Medicina Perelman.

   Se está viendo el crimen violento desde una perspectiva de salud pública, agrega el coautor del artículo, el psicólogo Adrian Raine, profesor de Integración del Conocimiento de Penn. "Históricamente, no hemos adoptado este tipo de enfoque a las intervenciones en torno a la violencia --dice--. Pero esto resulta prometedor. Solo hicimos una sesión de 20 minutos y vimos un efecto. ¿Qué pasaría si tuviéramos más sesiones? ¿Qué pasaría si lo hiciéramos tres veces a la semana durante un mes?"

   Para sacar estas conclusiones, el equipo de investigación realizó un ensayo de control aleatorio doble ciego en 81 adultos sanos de 18 años o más. Al comienzo del estudio, los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos. El primer grupo recibió la estimulación en la corteza prefrontal durante 20 minutos; el segundo, el grupo placebo, recibió una corriente baja durante 30 segundos, y luego nada más. Los participantes no conocían la asignación de su grupo ni la persona que realizaba cada experimento.

   Los investigadores se centraron en la corteza prefrontal y específicamente en la corteza prefrontal dorsolateral en la parte superior del área frontal del cerebro porque está bien documentado que los individuos antisociales tienen déficits en esta región, dice la autora principal del artículo, Olivia Choy, profesora asistente en Psicología en NTU en Singapur.

   "Si se escanea el cerebro de un delincuente, no sabemos realmente si es el déficit cerebral lo que lleva al comportamiento o si es al revés", apunta Choy, quien obtuvo su doctorado, maestría y licenciatura de Penn. "Uno de los principales objetivos de este estudio fue ver si había un papel causal de esta región del cerebro en el comportamiento antisocial".

POTENCIAL DE LAS INTERVENCIONES BIOLÓGICAS

   Tras la estimulación, los investigadores presentaron a los participantes dos escenarios hipotéticos, uno sobre asalto físico y sexual, y les pidieron que calificaran en una escala de 0 a 10 (donde 0 no era una posibilidad y 10 era el cien por cien) la probabilidad de que actuaran como protagonista en las viñetas. Para aquellos en el grupo experimental, la estimulación disminuyó su intención de llevar a cabo un asalto físico y sexual en un 47 y 70 por ciento, respectivamente. Los participantes también calificaron en la misma escala de 0 a 10 cómo de moralmente incorrectos creían que eran los escenarios.

   "Elegimos nuestro enfoque y las tareas de comportamiento específicamente en función de nuestras hipótesis sobre qué áreas del cerebro podrían ser relevantes para generar intenciones agresivas --dice Hamilton--. Nos complace ver al menos algunas de nuestras principales predicciones confirmadas". En teoría, los resultados significan que intervenciones biológicas simples, ya sea por separado o junto con intervenciones psicológicas como la terapia cognitiva conductual, tienen el potencial de reducir el comportamiento violento.

   "Gran parte del enfoque en comprender las causas del crimen ha estado en la causalidad social --dice Raine--. Eso es importante, pero la investigación de imágenes cerebrales y genética también ha demostrado que la mitad de la variación en la violencia se puede atribuir a factores biológicos. Estamos tratando de encontrar intervenciones biológicas benignas que la sociedad acepte, y la estimulación transcraneal de corriente continua es un riesgo mínimo. Esto no es una lobotomía frontal. De hecho, estamos diciendo lo contrario, que la parte frontal del cerebro debe estar mejor conectada con el resto del cerebro".

   A pesar de los resultados alentadores, Choy deja claro que se necesita más trabajo antes de que esté seguro de que este tipo de tratamiento reducirá la violencia. El estudio necesita ser replicado y luego desarrollado, señala esta experta.