El deporte podría ser peligroso en personas con una mutación genética

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Foto: FLICKR/JOHN STEVEN FERNANDEZ
Actualizado: lunes, 20 abril 2015 18:18

MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La práctica de ejercicio podría ser peligrosa en las personas portadoras de la mutación R735X en el gen Pkp2, según ha mostrado un estudio realizado en ratones por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

   Según los resultados de la investigación, liderada por los doctores Juan Antonio Bernal y Borja Ibáñez y publicada en el 'Journal of the American College of Cardiology', el ejercicio físico en los portadores de esta mutación genética podría deteriorar la función cardiaca.

   "Es enorme el impacto social que tiene la muerte de deportistas jóvenes. Los fallecimientos de algunos futbolistas en la liga española hace algunos años conmocionaron a la opinión pública y al mundo del deporte y el recuerdo sigue presente todavía", ha aseverado el director del departamento de investigación clínica del CNIC, Borja Ibáñez.

MIOCARDIOPATÍA ARRITMOGÉNICA

   Dicho esto, el experto ha recordado que muchos de estos deportistas fallecidos durante una competición estaban genéticamente predispuestos a desarrollar una rara afección cardiaca, denominada miocardiopatía arritmogénica de ventrículo derecho (ARVC), que afecta a 1 de entre 2.500 y 5.000 individuos.

   Aunque ya se había propuesto que el ejercicio podía acelerar el desarrollo de miocardiopatías subyacentes en individuos genéticamente predispuestos, la investigación en este campo ha estado "muy limitada" por la ausencia de modelos animales con mutaciones potencialmente asociadas a la enfermedad.

   Y es que, de los genes que se han podido asociar hasta el momento a ARVC, cinco corresponden a proteínas desmosomales. En este sentido, los expertos han explicado que en el tejido cardiaco los desmosomas forman estructuras complejas que mantienen adheridos a los cardiomiocitos y, de las más de 360 mutaciones que se han identificado en genes desmosomales, más de 160 se han encontrado en el gen de Pkp2, que codifica la proteína desmosomal placofilina-2.

   Para solventar el problema de la ausencia de modelos animales aptos para investigar este asunto, los investigadores del CNIC han usado herramientas típicas de terapias génicas avanzadas como, por ejemplo, los virus adeno asociados (AAV).

DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD SÓLO CUANDO SE ENTRENA

   "Hemos desarrollado un nuevo modelo de ARVC sin necesidad de generar animales transgénicos, lo que nos ha permitido demostrar que mutaciones específicas en Pkp2 humana inducen el desarrollo de la enfermedad solo cuando los animales entrenan", ha destacado Ibáñez.

   Se trata, prosigue Bernal, de modelos "mucho más económicos y sencillos" de generar y mantener que los animales transgénicos tradicionales y, a su vez, distinguir entre mutaciones patógenas y variantes genéticas inocuas.

   Por ello, Bernal ha calificado los resultados obtenidos en el estudio como especialmente "importantes" para los portadores de genes desmosomales mutantes, a los que se recomienda que dejen el ejercicio y abandonen el deporte de competición. "Las consecuencias de una clasificación errónea son más importantes en deportistas de élite, para los que se trunca totalmente su carrera deportiva", ha apostillado el investigador.

   La plataforma utilizada por los autores del estudio no solo ha servido para identificar la mutación concreta más peligrosa a la hora de practicar deporte sino que, además, podría utilizarse para distinguir mutaciones patológicas de simples variaciones genéticas perfectamente normales.

   Finalmente, para la caracterización de la afección cardiaca, los investigadores del CNIC utilizaron la tecnología de imagen "más avanzada". "El uso de resonancia magnética de alto campo nos ha permitido hacer un seguimiento longitudinal de la función cardiaca de los sujetos sometidos a ejercicio o sedentarios. Gracias a esta tecnología de imagen tan avanzada somos capaces de detectar afecciones progresivas", ha zanjado el director general del CNIC e investigador de este trabajo, Valentín Fuster.