MADRID, 11 Ago. (EUROPA PRESS) - Una nueva investigación demuestra que el comportamiento propio de una persona es el principal impulsor de cómo trata a los demás. Las personas generosas tienden a recompensar el comportamiento generoso y las egoístas suelen castigar la generosidad y recompensar el egoísmo, incluso cuando les cuesta personalmente.