Comer cacahuetes en los primeros años ayuda a reducir el riesgo de alergia

Cacahuetes
FLICKR/DANIELLA SEGURA
Actualizado: lunes, 7 marzo 2016 13:30

    MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La introducción temprana de cacahuete en las dietas de los niños con alto riesgo de alergia a este alimento durante el desarrollo reduce significativamente el riesgo de alergia al maní hasta los 6 años de edad, incluso si se deja de comer maní en torno a la edad de 5 años, según un nuevo estudio dirigido por el King's College de Londres, en Reino Unido.

   Publicado este viernes en 'New England Journal of Medicine', el estudio 'LEAP-On' siguió al estudio 'LEAP' ('Learning Early About Peanut Allergy'), ambos dirigidos por el profesor Gideon Lack, detectó que la mayoría de los niños con alto riesgo de desarrollar alergia al cacahuete están protegidos contra la alergia a la edad de 5 años si se come con frecuencia este alimento, empezando dentro de los primeros 11 meses de vida.

   'LEAP-On' analizó si aquellos niños que habían consumido de maní en el estudio 'LEAP' quedaban protegidos contra la alergia al si luego dejaban de comerlo durante 12 meses. La investigación concluyee que la introducción temprana del cacahuete protege contra el desarrollo de la alergia y dicha protección se mantiene incluso cuando ya no se consume durante 12 meses.

   El estudio 'LEAP-On' fue llevado a cabo en el Hospital Infantil Evelina de Londres y contó con 556 participantes de LEAP (de un total de 628), 550 de ellos con un primer resultado completo. Todos los participantes fueron instruidos para evitar el cacahuete durante 12 meses después de haber completado el estudio LEAP, independientemente de si habían sido asignados al azar a evitar su consumo o ingerir cacahuete en el estudio LEAP.

   Al finalizar 'LEAP-On', se realizó una evaluación clínica rigurosa de la alergia al cacahuete mediante la infesga oral. Además, se analizó la alergia a este alimento a través de un cuestionario, la prueba de punción cutánea (SPT, por sus siglas en inglés), y se midieron en sangre marcadores inmunológicos específicos del maní IgE e IgG4 en la sangre de los participantes.

   De los 550 participantes de 'LEAP-On', 280 habían sido asignados al azar a evitar el cacahuete y 270 a consumirlo en el 'Estudio LEAP', con una fidelidad del 92 por ciento a estas intervenciones. Se pidió a todos los participantes que dejaran de tomar cacahuete durante 'LEAP-On', con una adherencia al estudio de 90,4 por ciento a los que tuvieron que abstenerse de tomar cacahueste en 'LEAP' y 69,3 por ciento para los consumidores en 'LEAP'.

   El estudio encontró que a los 6 años de edad, no hubo un aumento estadísticamente significativo en la alergia después de 12 meses de abstinencia en los que lo habían consumido durante el estudio 'LEAP' (3,6 por ciento --10/274-- en 60 meses frente a 4,8 por ciento --13/270_ en 72 meses).

   El estudio también encontró que la alergia al cacahuete fue significativamente más frecuente en aquellos que habían evitado comer cacahuetes en 'LEAP', que los que consumían (18,6 frente a 4,8 por ciento). Había sólo tres sujetos del grupo de consumidores que desarrollaron alergia al maní durante los 12 meses en los que dejaron de consumirlo, pero también tres personas del grupo de abstinencia que desarrollaron nueva alergia al maní.

REDUCCIÓN DEL 74 POR CIENTO DE LA ALERGIA EN CONSUMIDORES

   Por lo tanto, los autores concluyeron que en los lactantes con alto riesgo de alergia en los que se introdujo el cacahuete en el primer año de vida y continuaron hasta los 5 años, un periodo de 12 meses sin su ingesta no se asoció con un aumento significativo de la alergia al cacahuete. En general, el estudio reveló una reducción relativa del 74 por ciento en la prevalencia de la alergia al maní en los que lo consumieron frente a los que lo evitaron.

   Los autores advierten que el diseño del estudio LEAP no permitió determinar la frecuencia mínima o la cantidad de consumo de cacahuete requerida en la primera infancia para prevenir una respuesta alérgica al maní. Se planean más estudios para determinar si los efectos del consumo de cacahuete en la vida temprana seguida por abstinencia durante muchos años mantiene esta protección contra la alergia.

   El profesor Gideon Lack, jefe del Departamento de Alergia Pediátrica del Kings College de Londres y jefe del Servicio de Alergia Infantil de 'Guy's and St. Thomas' NHS Foundation Trust', subraya: "No se conocen los efectos a largo plazo de dejar de comer cacahuete después de la introducción temprana en la vida y se necesitan más estudios. Padres de bebés y niños pequeños con eczema y/o alergia al huevo, y así considerados de alto riesgo para la alergia al cacahuete, deberían consultar con un alergólogo, pediatra o médico de cabecera antes de introducir los productos de cacahuete".

   "Necesitamos más investigación para entender mejor los mecanismos que subyacen al desarrollo y la prevención de respuestas alérgicas al cacahuete y cómo esto podría traducirse a otras alergias a los alimentos. Sin embargo, es tranquilizador que la intervención altamente protectora demostrado en 'LEAP' no sólo era segura, nutricionalmente favorable y aceptable para familias participantes, sino también sostenida incluso con el cese del consumo de cacahuete durante 12 meses", añade el co-investigador del estudio George Du Toit, consultor en Alergia Pediátrica en 'Guy's and St. Thomas' NHS Foundation Trust'.

   La incidencia de la alergia a los alimentos ha aumentado en las últimas décadas y la alergia al cacahuete afecta ahora a 1 de cada 50 niños en edad escolar en Reino Unido; duplicándose la aparición de la alergia al maní en los últimos diez años en Reino Unido y América del Norte.

   Afecta a entre el 1-3 por ciento de los niños en Europa Occidental, Estados Unidos y Australia y en los últimos años se ha convertido en una causa importante de alergias a los alimentos en los países africanos y asiáticos. Esta alergia alimenticia se desarrolla temprano en la vida y actualmente no hay cura, por lo que impone una carga considerable, impactando negativamente en la calidad de vida de los pacientes y sus familias.