Vacaciones con tu suegra: ¿descanso o estrés?

Algunas personas pasan malos ratos con al familia política
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Actualizado: miércoles, 12 agosto 2015 12:10

   MADRID, 12 Ago. (INFOSALUS) -

   Durante las vacaciones, muchas parejas optan por viajar a algún lugar nuevo, mientras que otras aprovechan para visitar a padres, suegros o hermanos, y disfrutar de su compañía, aunque para algunos, más que un tiempo de desconexión y relax, es un sufrimiento.

   La convivencia puede deteriorar la relación con la familia política y afectar profundamente a la pareja, más aún si ya había problemas previos. Esto puede generar ansiedad, estrés e infelicidad, especialmente en las mujeres, según un estudio de la Universidad de Cambridge realizado por la psicóloga Terri Apter.

   Las suegras son la figura más conflictiva cuando se habla de la familia política, y es que el 60 por ciento de las mujeres describieron la relación con su suegra como "tensa", "exasperante" o "deprimente". En cambio, solo un 15 por ciento de los hombres afirmó tener problemas con la madre de su pareja.

   Para evitar que las malas relaciones con la familia política puedan arruinar las vacaciones, la psicóloga especializada en relaciones de pareja, Mila Cahue, ha redactado un décalogo de consejos para disfrutar del verano en paz y alegría.

   1. Respeta las normas de la casa del otro.

   Si son los hijos los que van a pasar las vacaciones en casa de los padres, se deben respetar las normas de los dueños de la casa, y si no se está de acuerdo, lo mejor es buscar otro alojamiento. Por otra parte, los padres también deben entender que los hijos ya no dependen de ellos y pueden tener un estilo de vida diferente. En el caso de que sean los padres los que visitan la casa de los hijos, deben ser conscientes de que las normas y las costumbres no las imponen ellos.

   2. Sé hospitalario con los invitados.

   La hospitalidad es clave para evitar disputas innecesarias. Los anfitriones tienen que adaptar sus hábitos para no desagradar a los invitados, y todos tienen que tener claro en casa de quién están, qué lugar les corresponde en ese contexto y quién tiene la última palabra.

   3. Evítalo si supone un gran malestar.

   Si la pareja tiene claro que pasar las vacaciones con la familia va a generar más problemas que momentos agradables, quizá se debería optar por deshacer las maletas y cambiar de planes.

   4. La familia es la que uno elige.

   A pesar de que forzosamente existe una relación con la familia de origen, cada uno establece los vínculos más fuertes con quien desea. Teniendo esto en mente, se puede organizar y recolocar al resto de la familia.

   5. Hay que planear con tiempo las vacaciones.

   Al menos una o dos semanas antes del viaje, se debe acordar con la pareja las circunstancias de las vacaciones: en qué contextos se va a estar, qué le apetece hacer como pareja o con los hijos, si se van a hacer planes con los suegros o los cuñados, qué actividades se puede realizar con la familia política... Posponer esta planificación hasta el último día puede generar disputas y discusiones innecesarias.

   6. También hay que contar con la familia política.

   Tras establecer, de acuerdo con la pareja, qué se va a hacer en las vacaciones, hay que pedir la opinión de la familia política con la que se va a pasar unos días. Es preferible hablar sobre este tema una semana antes del viaje, para cambiar cualquier plan con el que no se esté de acuerdo.

   7. Reserva un tiempo con tu pareja.

   Visitar a los familiares y pasar unos días en su casa puede ser divertido, pero también hay que contar con algunos ratos exclusivos para la pareja, sin hijos y sin familiares políticos.

   8. Si tienes algún problema, vuelve a casa antes.

   Si existe algún conflicto importante con un familiar, político o no, y no se quiere rechazar su invitación, lo mejor es pasar poco tiempo en su compañía. Un mal rato es mejor que una mala semana.

   9. En una discusión, mejor cambiar de tema.

   Hay que acordar con la pareja cómo se va a actuar si hay una discusión o una situación conflictiva con algún miembro de la familia. Lo mejor es cambiar el tema de conversación o levantarse sin agresividad y cambiar de sitio. Para demostrar firmeza, la pareja debe actuar al unísono.

   10. Un premio por superar las vacaciones.

   Tras pasar unas vacaciones sin problemas o con pequeños conflictos que se han podido solucionar, la pareja debe recompensarse a sí misma con una pequeña alegría.