Síndrome de vejiga hiperactiva: un mal secreto de muchos

Vejiga, hombre, incontinencia
Foto: GETTY/HLEHNERER
Actualizado: lunes, 6 julio 2015 8:27

   MADRID, 6 Jul. (INFOSALUS) -

   Se trata de un complejo sintomático más que de un trastorno y se asocia a urgencia miccional con o sin incontinencia urinaria y asociada a la necesidad de levantarse a orinar durante la noche (nicturia). Esta sensación repentina del deseo de miccionar también puede producirse sin infección ni patología orgánica de la vejiga.

   VÉJIGA HIPERACTIVA

   Según explica a Infosalus el doctor Luis Prieto, especialista en Urología y patología Funcional de la Asociación Española de Urología, la incontinencia urinaria sí es motivo de consulta mientras que la vejiga hiperactiva no lo es, a pesar de que es muy prevalente, y en la mayoría de los casos existe una alteración de este órgano. En la mujer se mezcla con la incontinencia urinaria de esfuerzo.

   La Asociación Española de Urología ha publicado unas guías de cribado para criterios de derivación a atención especializada desde Atención Primaria que ayuden a dirimir entre los casos que requieren un estudio más detallado. El uso de pañales y compresas asociados a la incontinencia urinaria tiene a la larga un mayor impacto sobre la economía y la calidad de vida que el tratamiento con fármacos.

   Según los últimos datos sobre consultas en Atención Primaria recogidos desde el departamento técnico del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la vejiga hiperactiva es muy prevalente entre hombres y mujeres entre los 14 y los 64 años de edad. En varón es el síntoma más consultado y en mujer es el dolor muscular. A partir de los 64 años la incontinencia urinaria en la mujer es el síntoma más consultado en Atención Primaria.

   "Es una condición devastadora que se asocia con depresión, estreñimiento, diabetes en la mujer y en el varón con ansiedad, disfunción eréctil o sobrepeso. Sus comorbilidades son infecciones del tracto urinario inferior, trastornos del sueño y caídas derivadas de los despertares con la urgencia de orinar", señala el urólogo, especialista del Hospital Universitario de Elche.

   Cerca del 30% de las personas con vejiga hiperactiva tenían depresión o la habían tenido. Además, el cuadro de síntomas se asocia a un estigma social, psicológico y físico y a un alto coste económico derivado no sólo del uso de compresas y pañales desechables sino también del absentismo laboral que se deriva de ello.

   "No se trata de unas gotas de humedad, en ocasiones puede ser la evacuación casi completa de la mitad de la vejiga. Esto afecta a la autoestima, a la actividad sexual y se habla de ella como de un sufrimiento en secreto para muchas mujeres", afirma el doctor Prieto.

DETERMINAR LA GRAVEDAD DE LA VÉJIGA HIPERACTIVA

   El urólogo es el que debe cribar las causas, la idiopática es prevalente y afecta a la calidad de vida, es un trastorno funcional para el que hay que realizar una evaluación general del paciente, hacer pruebas urodinámicas y estudiar la historia clínica.

   Se estudia además el tipo de incontinencia, si existe, y la gravedad de los síntomas. Se recomienda hacer un diario miccional durante 3 días para saber con qué frecuencia se va a hacer pis y completar cuestionarios de calidad de vida si es posible según el nivel intelectual y la colaboración del paciente para saber cuál es la situación de partida y medir la eficacia del tratamiento.

   También se puede realizar el test del pañal, sobre todo en mayores, para comprobar la cantidad de orina, se mide el residuo y se comprueba que no se orina por rebosamiento. Los estudios urodinámicos permiten medir el reflejo miccional con una sonda rectal y el llenado y el vaciado de la vejiga. Con la cistoscopia es posible examinar el interior de la vejiga por si existe alguna anomalía que ocasione su hiperactividad.

   En el caso de las vejigas hiperactivas secundarias, su origen puede ser en los varones un adenoma de próstata, litiasis vesical o cáncer de próstata mientras que en la mujer puede deberse a un prolapso que no deje vaciar toda la vejiga, diabetes, tumores de vejiga o enfermedades neurológicas, entre otros.

TRATAMIENTO PARA LA VEJIGA HIPERACTIVA

   Se realizan recomendaciones generales como perder peso, tomar menos cafeína, reducir el nivel de estrés (que llena más la vejiga), controlar la ingesta de líquidos, evitar el estreñimiento o dejar de fumar.

   Si no se responde ante los cambios en el estilo de vida hay que probar con fármacos antimuscarínicos o beta 3 agonistas, los más recomendados, que se deben de emplear en dosis escalables para evitar efectos secundarios y revisar la evolución al mes para controlar los resultados. La micción es un reflejo y su tratamiento con fármacos relaja la vejiga pero es importante que no enmascare otras posibles causas.

   Los fármacos no siempre son eficaces, son muy dependientes de la gravedad de los síntomas y ocasionan efectos secundarios como estreñimiento o boca seca, motivos por los que muchos pacientes abandonan el tratamiento en los primeros tres meses. Los parches en España no son bien aceptados mientras que sí lo son en otros países con buenos resultados.

   Los anticolinérgicos producen la relajación del músculo liso y atajan la sensación dolorosa y contracción pero pueden ocasionar retortijones, boca seca o estreñimiento. Los beta 3 agonistas inducen relajación de la vejiga pero sin efectos secundarios salvo un ligero aumento de la tensión arterial y son mejor tolerados. Son fármacos más empleados entre quienes no responden a otros tratamientos y en personas con alteraciones neurológicas que afectan a la vejiga. Si se consigue al tratar con fármacos que el reflejo disminuya, éstos se pueden ir retirando.

   Si no hay respuesta a los fármacos se puede emplear también la toxina botulínica para relajar la vejiga. La inyección con botox una vez cada 9 meses requiere sólo un día de ingreso y puede ser más costo-efectiva que los fármacos. Neuromodulación, mediante la estimulación del nervio vagal, y entrenamiento del suelo pélvico también son otros tratamientos viables cuando la medicación no funciona.