Mujer fumando
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Actualizado: viernes, 18 agosto 2017 14:32

   MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Las personas mayores fumadoras tienen más probabilidades de desarrollar fragilidad, si bien aquellas que han abandonado el hábito tabáquico no parece que tengan un mayor riesgo a padecerlo, según ha mostrado un estudio realizado por expertos del Reino Unido y que ha sido publicado en la revista 'Age & Aging'.

   El tabaquismo aumenta el riesgo de desarrollar patologías como, por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la cardiopatía coronaria, el accidente cerebrovascular y la enfermedad vascular periférica, las cuales pueden tener efectos negativos en la salud física, psicológica y social de las personas.

   En este sentido, los científicos han intentado analizar la asociación que existe entre el tabaco y el riesgo de desarrollar fragilidad. Para ello, definieron la fragilidad usando una combinación de cinco componentes físicos de la fragilidad: pérdida involuntaria de peso, agotamiento autoreportado, debilidad, velocidad de caminar lenta y baja actividad física.

   Asimismo, reclutaron a 2.542 personas de más de 60 años a quienes dividieron en dos grupos: fumadores actuales y no fumadores. Los no fumadores se dividieron en otros dos grupos: exfumadores y los que nunca habían fumado fumadores. Además, los exfumadores se dividieron una vez más en dos grupos: los que lo dejaron en los últimos 10 años y los que abandonaron este hábito hace más de 10 años.

   De esta forma, los científicos comprobaron que el hábito de fumar actual se asoció a un riesgo aproximadamente 60 por ciento mayor de desarrollar debilidad. Sin embargo, no observaron asociaciones significativas entre haber fumado en el pasado y la fragilidad de los incidentes.

   De los 1.113 exfumadores, 157 dejaron de fumar en los últimos 10 años y 956 dejaron de fumar hacía más de 10 años, si bien los riesgos de incidencia de fragilidad en ambos grupos no fueron significativamente diferentes a los de aquellos que nunca habían fumado.

   Dado que fumar es un factor de estilo de vida modificable, y los fumadores que dejaron de fumar no parecen estar en alto riesgo de fragilidad, los investigadores han sugerido que el abandono del tabaco puede prevenir o retrasar la fragilidad, incluso en la vejez.

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