Principales motivos de cirugía reparadora tras un accidente de tráfico

Intervención quirúrgica, operación, quirófano
Foto: RIBERA SALUD
Actualizado: jueves, 2 julio 2015 16:18

MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -

   Traumatismos craneofaciales, amputaciones, aplastamientos y  abrasiones son las lesiones más habituales que requieren cirugía reparadora tras un accidente de tráfico, según ha constatado la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), que ha pedido prudencia al conducir de cara a la Operación Salida que comienza este viernes, 3 de julio, con motivo de las vacaciones de verano.

   En concreto, esta sociedad científica ha destacado que la frecuencia de las lesiones varía entre los conductores de coches y motoristas. En los primeros son más frecuentes traumatismos craneofaciales y amputaciones o aplastamientos de la extremidad superior izquierda, mientras que las abrasiones y las fracturas abiertas de las extremidades inferiores son las más habituales al ir sobre dos ruedas.

   "Los cirujanos plásticos somos responsables del tratamiento de lesiones y destrozos cuya gravedad es inversamente proporcional a la sencillez de las medidas con que podrían evitarse, como no sacar el brazo por la ventanilla del coche o llevar ropa adecuada al circular en moto", ha destacado César Casado Sánchez, secretario general de la SECPRE.

   Los traumatismos craneofaciales pueden producirse por golpes contra el volante, el airbag o el parabrisas. Desde la generalización de los cristales laminados que no se astillan, estos últimos apenas ocasionan ya heridas por cortes, pero continúa siendo un elemento contra el que el conductor puede impactar cuando sale despedido, en especial si no usa el cinturón de seguridad.

LA NARIZ Y EL HUESO MALAR, DIANA DE LOS TRAUMATISMOS

   Los más frecuentes son las fracturas nasales y las del hueso malar, situado bajo la mejilla, así como las pérdidas de cuero cabelludo. En tales casos, los cirujanos plásticos proceden a lo que se denomina "reducción y estabilización" de la fractura, que consiste en la recolocación de los huesos afectados y, si es preciso, a la implantación de placas y tornillos.

   Por otro lado, la causa de las amputaciones y aplastamientos de la extremidad superior se encuentra en la mala costumbre de muchos conductores de circular con el brazo izquierdo fuera de la ventanilla, y suelen ocurrir por choques laterales, sea contra otro vehículo, una pared, un elemento de mobiliario urbano o cualquier otro objeto. Además, también se producen cuando la mano o el brazo quedan enganchados con ese objeto mientras el coche propio sigue en movimiento.

   La gravedad de estas lesiones hace que, en su mayoría, resulten irrecuperables, tanto en lo que se refiere a la reconstrucción de las estructuras afectadas en los aplastamientos como al posible reimplante en las amputaciones. En este último caso, incluso si es posible la reimplantación, pero los cirujanos reconocen que la mano o el brazo recuperados suelen carecer de la más mínima funcionalidad.

ABRASIONES EN MOTORISTAS, SOBRE TODO EN VERANO

   Por otro lado, las víctimas más comunes de las abrasiones y las fracturas abiertas de las extremidades inferiores son los motoristas. El riesgo de sufrirlas se incrementa en verano por ser la época del año en que se lleva ropa más ligera, como pantalones cortos o calzado que deja al descubierto parte del pie. Y en consecuencia, quedan más desprotegidas las piernas y otras zonas del cuerpo.

   Las abrasiones por rozamiento con la calzada equivalen a quemaduras causadas por llamas o productos químicos y clasificadas entre el 10 y 20 por ciento de superficie corporal quemada (SCQ), que hacen necesario el internamiento en la UVI.

   Con ellas, los cirujanos plásticos proceden al "desbridamiento" o limpieza de los tejidos afectados, sobre todo los cutáneos, y a su reconstrucción con tejidos sanos, extraídos de otras partes del cuerpo del paciente (autólogos).

   Y en las fracturas abiertas de las extremidades inferiores, los propios huesos, al romperse, producen destrozos en el resto de tejidos, principalmente los blandos, como los nervios y los vasos sanguíneos, cuya reconstrucción debe efectuarse para proceder a continuación a la cobertura del área afectada con tejido cutáneo y tejidos musculares autólogos.