"El ictus es una tragedia y una carga social, sanitaria y económica"

Actualizado: jueves, 30 marzo 2017 3:24

   MADRID, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -

   El ictus es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad permanente en los adultos de los países occidentales. Concretamente, en España unas 330.000 personas tienen discapacidad por esta causa, lo que lleva al coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, el doctor Jaime Gàllego Culleré, ha afirmar que "el ictus es una tragedia y una carga social, sanitaria y económica".

   "Por un lado supone un porcentaje importante de las muertes en los países industrializados y por otro, es el responsable de una gran carga de discapacidad en la comunidad", destaca Gàllego con motivo de la celebración, este sábado 29 de octubre, del Día Mundial del Ictus.

El ictus afecta cada año a unas 120.000 personas en España, de las cuales una gran mayoría sufre secuelas y, al menos, el 40 por ciento de los casos verán inhabilitadas sus capacidades para realizar las actividades cotidianas. Por lo tanto, es un problema sociosanitario de primera magnitud, y de una gran importancia en Salud Pública, pues acontece sobre todo en las edades avanzadas de la vida, y por tanto afectará más a los países más envejecidos, siendo España, según estimaciones de la OMS, uno de esos países más envejecidos del mundo, en unos 35 años.

   A pesar de que las posibilidades de padecer un ictus aumentan considerablemente a partir de los 6o años, "cualquier persona puede padecer un ictus, jóvenes o personas mayores, aunque hasta este momento se haya disfrutado de una vida plena", señala el doctor Gàllego Culleré.

   Además, el experto recuerda que, según el último estudio mundial que se ha realizado sobre la enfermedad en 2014, más de 83.000 menores de 20 años sufren un ictus y en los últimos 20 años ha aumentado un 25 por ciento el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años.

    No obstante, también en los últimos 20 años, se ha observado que la mortalidad por ictus ha ido decreciendo. Se está avanzando considerablemente en el tratamiento y aumentando el porcentaje de pacientes recuperados capaces de desarrollar una actividad social y familiar plena.

   "Sin embargo, todavía cuesta asumir en amplios sectores de nuestra sociedad, que el ictus es una enfermedad que puede y debe curarse, con los medios actualmente disponibles y las intervenciones en fase aguda, que deberían ser rutinarias en la mayoría de los hospitales de tercer nivel de España", añade.

FACTORES DE RIESGO

   Existe un gran número de factores de riesgo: hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiacas, especialmente una arritmia que conocemos como fibrilación auricular, dislipemia (elevación del colesterol), apnea del sueño, obesidad y hábitos de vida nocivos (tabaquismo, abuso de alcohol, sedentarismo y el estrés).

   Además, estudios recientes señalan que más del 90 por ciento de los ictus están en relación directa con los diez factores de riesgo mendionados. Dicho de otra forma, señalan, "con la adecuada corrección y tratamiento de los factores de riesgo se podría reducir más del 90% de los ictus".

   "Es por tanto imprescindible concienciar a toda la opinión pública de la importancia del conocimiento del ictus y de los factores de riesgo, de los signos y síntomas de alarma del ictus", explica, y que, si se produce un ictus, la información que se trasmita a emergencias sea clara, "y así actuar y conseguir la llegada al Hospital en el menor tiempo posible".

   De esta forma, se puede activar lo antes posible el 'Código Ictus', un protocolo que prioriza los cuidados y un traslado inmediato del paciente por los servicios de urgencia a un hospital con Unidad de Ictus, para que se pueda beneficiar de una terapia de reperfusión y de cuidados especial. "Si un paciente que ha sufrido un ictus es atendido por un neurólogo en las primeras horas, la probabilidad de fallecer o quedar con una discapacidad grave se reduce a la mitad", añade.

UNIDADES DE ICTUS

   El tratamiento del ictus en su fase aguda ha incorporado nuevos avances que hacen necesaria una constante actualización de los modelos organizativos anteriores. Entre las opciones terapéuticas, merece ser destacada la superioridad del tratamiento endovascular con dispositivos de trombectomía de tipo stent extraibles en la fase aguda del ictus, por lo que son necesarias medidas organizativas que permitan su disponibilidad en todo el territorio nacional para asegurar la equidad en el acceso de los pacientes a este tratamiento.

   "Todavía existen notables diferencias entre comunidades, por lo tanto debemos trabajar con el fin de asegurar la equidad en el acceso a los recursos necesarios para la adecuada atención a los pacientes con ictus con un sistema colaborativo, bien coordinado, que implique a todos los eslabones de la cadena asistencial y que asegure la prestación de los servicios de los que carecen los hospitales de menor nivel desde los centros de un nivel superior", señala el doctor.

   Para una mejor atención del pacientes, es imprescindible el desarrollo de Unidades de Ictus que constituyen el mejor recurso asistencial para el tratamiento del ictus agudo ya que disminuyen la probabilidad de muerte o incapacidad en todos los grupos de pacientes, y el beneficio se mantiene a largo plazo.

   "A pesar de que la mayoría de los ictus se pueden resolver desde el punto de vista diagnóstico y terapéutico en los centros que disponen de Unidades de Ictus, algunos pacientes por su complejidad, gravedad, o por precisar técnicas avanzadas de monitorización, estudio o tratamiento, han de ser abordados en centros de máximo nivel de especialización, conocidos como Centros de Referencia de ictus o Centros de Ictus", destaca.

   Para Gallego es importante destacar la telemedicina, que considera "una medida eficiente en la asistencia al ictus", ya que contribuye a la equidad geográfica en la prestación de los servicios sanitarios y a la mejora de la calidad asistencial en los pacientes con ictus que acuden al servicio de urgencias de un hospital carente de un neurólogo experto en ictus.

   Además, "tampoco hay que olvidar la importancia de la neurorrehabilitación, y que el acceso temprano a la misma se asocia con la mejora de la calidad de vida, la recuperación funcional y disminución de la estancia hospitalaria".